sábado, 20 de febrero de 2010

UNA ASAMBLEA PARA CRECER

Los miembros de la Asociación para la Defensa de la Función Pública Aragonesa celebrarán su Asamblea anual la semana próxima, para hacer balance de la labor realizada en el último año, establecer líneas de actuación futura y renovar parcialmente la Junta que haya de seguir ejerciendo la iniciativa en la labor de defensa y reivindicación de los valores constitucionales de la función pública.

Alguien puede creer que la crisis económica que padecemos en la actualidad ha podido alterar el sentido de la labor iniciada hace ya tres años, pues resulta socialmente difícil defender en estos momentos la función pública, al percibirse la actividad de los funcionarios cada vez de forma más crítica por una buena parte de los ciudadanos. Desde la Asociación creemos justamente lo contrario. La actual coyuntura es particularmente idónea para reflexionar sobre el necesario "giro ético" en la función pública, tratando de recobrar el verdadero sentido de su ejercicio -como es el servicio público- y eliminar todas aquellas prácticas viciadas que, a nuestro juicio, son resultado de una mala dirección política de la Administración y una equivocada estrategia de las organizaciones sindicales que operan en la función pública.

La función pública, al igual que la medicina, la enseñanza, la ingeniería o la agricultura, constituye un elemento necesario para la organización de una buena sociedad. Son las disfunciones de la Administración Pública lo que hay que analizar y corregir, eliminando todas las deficiencias y desviaciones producidas en años de abandono y abuso de poder. Los servicios públicos son un elemento imprescindible de una sociedad democrática avanzada, y esos servicios han de ser gestionados y prestados por servidores públicos, cuya función se legitima ante los ciudadanos por su objetividad, imparcialidad y compromiso expreso con los valores constitucionales y los derechos de los ciudadanos.

La función pública no puede ser el campo de disputa entre políticos y ciudadanos, ni presentarse como elemento que lastra a la sociedad. La función pública es un factor de cohesión de la sociedad, pues los servicios públicos por definición constituyen un patrimonio común de la ciudadanía y un elemento activo de igualdad y justicia.

Porque estamos plenamente convencidos de ello, entendemos que el momento actual reclama mayor claridad y rotundidad que nunca en la defensa de la función pública, debiendo redoblarse el esfuerzo realizado hasta ahora para identificar aquellos factores negativos que impiden su correcto ejercicio, de modo que la actividad de los servidores públicos no se desnaturalice o se desvirtúe y pueda ser un elemento de progreso social y de aseguramiento diario del Estado de Derecho y del Estado de Bienestar, que sirven a los ciudadanos de garantía colectiva frente al abuso de poder y a las diferentes necesidades que puedan comprometer su realización personal libre y autónoma.

Las asambleas convocadas para la semana próxima han de permitir extender el campo de acción de esta Asociación a todas las Administraciones Públicas en la Comunidad Autónoma y no sólo a la autonómica, obligándonos con ello a analizar la articulación de los diferentes niveles de gobierno territorial, para detectar sus carencias o ineficiencias, y evitar que el modelo de descentralización impulsado en España, como es el Estado de las Autonomías, y dentro de Aragón, como es la comarcalización, constituyan una rémora u obstáculo para la atención eficaz del interés general.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Confío en que ampliar el campo de acción de la asociación no la prive de efectividad, por lo de quien mucho abraca poco aprieta.

Anónimo dijo...

abracadabra

Anónimo dijo...

bueno, sí, abarca, no abraca

Anónimo dijo...

Creo que la asociación debiera plantearse la confección de más textos de análisis y reflexión, y no sólo de denuncia.

Anónimo dijo...

No sólo quejas y recursos.

Anónimo dijo...

Coloquios y actos de debate, con personas ajenas a la asociación, aunque próximas a sus postulados.

Anónimo dijo...

¿Ganar alguna presencia en la Universidad?

Anónimo dijo...

La única corrupción letal es la sistemática, es decir, la integrada en el sistema de tal manera que las instituciones públicas funcionan habitualmente con ella (e incluso no pueden funcionar sin ella) y, sobre todo, cuando no operan los mecanismos de autodefensa. Este último dato es el que mejor revela que el sistema tolera la corrupción y que la ha absorbido como parte integrante del mismo. Por esta razón puede hablarse hoy de la democracia italiana, ya que, a diferencia de lo que sucedía con anterioridad, ahora se está defendiendo. Y por lo mismo, es lícito poner en duda a la democracia española actual, afectada como está –y mientra siga estándolo– de una corrupción institucional sin mecanismos de prevención ni represión.



Más todavía: cuando la corrupción es patrimonio de un grupo identificado, cabe la posibilidad de eliminarla al sustituir electoralmente a un grupo por otro y recuperar con ello a la democracia. Ahora bien, cuando la alternativa a un gobierno corrupto es otro igualmente corrupto, ya no puede seguir hablándose de democracia al no haber esperanza de regenerar al sistema desde dentro del mismo; una posibilidad que constituye cabalmente uno de los pilares básicos de la democracia.

ALEJANDRO NIETO.

Anónimo dijo...

Hay una forma perversa de entender y de gestionar la democracia, conforme a la cual se admite que los gobiernos sucesivos abusen del poder con tal que subsista la posibilidad de ser desalojados de él por vías electorales regulares. El Gobierno, según esto, queda legitimado por el procedimiento de su nombramiento y, en consecuencia, un gobierno democráticamente elegido es ya democrático para siempre. Esto, a mi juicio, no es correcto, puesto que no es suficiente la legitimación democrática originaria sino que tiene que confirmarse de manera permanente. Por muy puros que sean sus orígenes, un gobierno deja de ser democrático cuando no actúa de acuerdo con las reglas de este sistema (por ejemplo, corrompiéndose o tolerando una corrupción institucionalizada). Y, dando un paso más, un sistema deja de ser democrático cuando no ofrece una alternativa limpia, o sea, democrática a un gobierno corrupto.

ALEJANDRO NIETO.

Anónimo dijo...

¿Porqué es importante una ideología comprometida en los servidores y funcionarios públicos? ¿Y cuáles son los valores que deben guiar esa ideología?

Anónimo dijo...

La conclusión no puede ser otra que la de que no existe una Administración pública propiamente dicha, que constituya un primer paso, objetivo y garante del cumplimiento del Derecho -algo más que la ley-, porque el amo de turno no lo permite. Sólo a un diseño democrático multipartidista conviene la Administración pública, propiamente dicha, primero porque la ley se configuraría como un pacto más general y no como reflejo del poder dictatorial del partido político de turno y, segundo, porque la Administración pública tendría que jugar el papel de arbitro objetivo y de elemento del sistema jurídico que, en primera instancia, le corresponde. Además habría menos leyes, porque serían más pensadas y menos parte de un sistema de propaganda y demagogia conducente a la ineficacia jurídica y administrativa.

ANDRES MOREY.

Anónimo dijo...

El periodista Luis Fernando Rodríguez solía decir antes de que fuera fulminantemente despedido: “La luz que hay al final del túnel es el mechero de otro que está tan perdido como tú”. Así se deben de sentir los redactores de la revista Cuadernos del Sureste, una de las pioneras y más activas en denunciar la corrupción urbanística en Lanzarote, que en 2003 calificaron de corruptas las actividades del abogado y ex secretario del Ayuntamiento de Arrecife, Felipe Fernández Camero, y el Supremo, a pesar de que éste fue destituido de su cargo y está imputado en dos procesos por corrupción, les ha condenado a indemnizarle con 15.000 euros, por haber atentado contra su honor. Un mensaje inquietante para la libertad de expresión: el que se atreve a denunciar, condenado a indemnizar al denunciado

JOSE YOLDI.

Anónimo dijo...

¿Crecer en socios?

Anónimo dijo...

¿Crecer en ideas?

Anónimo dijo...

¿Crecer en compromiso?

Anónimo dijo...

Fomentar Asociciones de este tipo en otros niveles de la administración creo que es el camino. Bastante tenemos con nuestra administración, como para perdernos en otras, se multiplicaran los casos, las quejas y las denuncias y se perderá en efecividad y claridad. Y no sabremos nunca que intereses habrá detrás. No crecerá el asociacionismo, y nos perderemos en administraticiones casos y cosas...

Anónimo dijo...

Es un riesgo cierto, el de perder efectividad, para alegría del Gobierno de Aragón.

Anónimo dijo...

Crear asociaciones no es tan fácil dentro de la administración, y aún es difícil de explicar cómo pudo surgir esta.