Zaragoza, 3 de julio de 2009.
La Asociación para la Defensa de la Función Pública Aragonesa se ha dirigido hoy a la Secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, y a la Secretaria General del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, para solicitarles que los máximos órganos de dirección de ambos partidos promuevan unos niveles de exigencia ética elevados y homogéneos en el conjunto de las instituciones públicas españolas, evitando así las diferencias entre la regulación que, en estos temas, se establezca en el Estado y en las Comunidades Autónomas, o en el nivel de gobierno local.
La descentralización política operada por la Constitución española, con la configuración del Estado autonómico, y la garantía de la autonomía local, de la que gozan Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos, no puede justificar que los valores constitucionales que definen la ética pública en el ejercicio de las responsabilidades institucionales en cada nivel de gobierno puedan plasmarse de forma dispar e, incluso, contradictoria. Lo que no es admisible para los altos cargos en la Administración General del Estado no debiera ser tolerable para los altos cargos de la Comunidada Autónoma de Aragón, por ejemplo. No debiera resultar posible establecer raseros distintos para el ejercicio de las responsabilidades de gobierno.
Desde esta Asociación se considera que los órganos de dirección de las principales formaciones políticas del Estado, como son el PSOE y el PP, han de promover la oportuna homogeneidad en la regulación de todos los aspectos que conciernan a la ética pública, como puede ser el régimen de conflictos de intereses de altos cargos de las Administraciones o códigos de buen gobierno o mecanismos de prevención de la corrupción pública, en ejecución de los compromisos adquiridos por España tras la ratificación, en el año 2006, del Convenio de Naciones Unidas contra la Corrupción.
Por dicha razón, el Presidente de la Asociación ha formulado hoy una sugerencia a responsables de ambas formaciones políticas, iniciativa que se completará en fechas próximas con la remisión de similar sugerencia a los grupos parlamentarios de las diferentes formaciones políticas presentes en el Congreso de los Diputados y en el Senado.
Si las formaciones políticas aragonesas han venido rechazando la posible diferenciación de niveles competenciales entre unas y otras Comunidades Autónomas, para evitar la existencia de autonomías de primera y de segunda, debieran igualmente preocuparse de que los estándares de exigencia ética en Aragón sean homologables a los vigentes en otras Comunidades o en el Estado, pues lo contrario configuraría a la Comunidad Autónoma de Aragón como una comunidad de segunda en materia de ética pública, lo cual reviste mayor gravedad que la no equiparación competencial. O, al menos, así lo entiende esta Asociación.
Esta batalla por la equiparación en materia de ética pública parece, sin embargo, que no entusiasma a las formaciones políticas aragonesas y que han de librarla los ciudadanos. Tanto el vigente Estatuto de Autonomía de Aragón, tras su reforma de 2007, como los primeros desarrollos aprobados –en particular, la Ley del Presidente y del Gobierno de Aragón-, ponen de manifiesto el escaso impulso ético de nuestras instituciones. Confiamos en que a ello no se sume el desistimiento ético de los ciudadanos aragoneses.
Se reproduce, a continuación, el texto íntegro de la carta dirigida a la Secretaria de Organización del PSOE:
“Zaragoza, 3 de julio de 2009.
Dª. Leire Pajín Iraola
Secretaria de Organización del
Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
C/ Ferraz, 70
28008-MADRID
Estimada señora:
Le dirijo la presente carta, en mi condición de Presidente de la Asociación para la Defensa de la Función Pública Aragonesa, cuya finalidad es la defensa de los valores y principios que han de regir el ejercicio de la función pública, para asegurar el correcto funcionamiento del Estado social y democrático de Derecho y del Estado autonómico.
Con ella deseamos expresarle nuestra preocupación, como ciudadanos y servidores públicos, sobre la necesidad de impulsar medidas coherentes y globales, para el conjunto del Estado, en materia de transparencia en la gestión pública y compromiso ético de los responsables políticos en los diferentes niveles de gobierno existentes en España.
No podemos permanecer indiferentes al fenómeno de la corrupción y a la creciente percepción de pérdida de confianza en la integridad de quienes ejercen responsabilidades públicas y aun de las mismas instituciones, como se pone de manifiesto en recientes informes hechos públicos por organizaciones como Transparencia Internacional o el Banco Mundial.
Creemos que todos los partidos políticos, pero en especial los que ejercen responsabilidades de gobierno dentro del sistema democrático español, deben incorporar como prioridad a su labor política e institucional el impulso de medidas que aseguren el buen gobierno y la buena administración e incrementen la confianza ciudadana en el funcionamiento de las instituciones públicas y del propio sistema democrático.
Contemplamos con verdadera inquietud el hecho de que el Estado y las distintas Comunidades Autónomas, más allá del legítimo ejercicio de la autonomía política que corresponde a cada nivel de gobierno, no aseguren que el ejercicio del poder público quede sometido a iguales principios y condiciones de buen gobierno, transparencia, control y rendición de cuentas.
Valoramos muy positivamente la adopción por el Gobierno de España de un Código de Buen Gobierno, así como la aprobación de una avanzada Ley de Conflictos de Intereses para los Altos Cargos de la Administración del Estado o la ratificación del Convenio de Naciones Unidas contra la Corrupción, pero creemos que ese impulso de exigencia ética ha de trasladarse a todos los niveles de gobierno del Estado, incluyendo Comunidades Autónomas, Provincias y Municipios.
Entendemos que corresponde a las fuerzas políticas, y en particular a aquellas que tienen una amplia responsabilidad de gobierno en el conjunto de España, asegurar que los niveles de exigencia ética en el ejercicio de las responsabilidades públicas sean elevados y homogéneos, con independencia del nivel territorial en que se ejerzan.
No consideramos justificado que, dentro de un mismo sistema constitucional, en el que se determinan los valores de la ética pública a los que ciudadanos y poderes públicos hemos de ajustarnos por igual, los responsables del gobierno de determinadas Comunidades Autónomas, Diputaciones Provinciales o Ayuntamientos no asuman un claro compromiso ético en el ejercicio de sus funciones, en términos similares al adquirido por el Gobierno de España con las iniciativas citadas.
Por todo ello, le sugerimos que desde los máximos órganos de dirección de ese Partido, se promueva que todos los responsables institucionales en Comunidades Autónomas, Provincias y Municipios impulsen, con el rigor y la coherencia que la materia exige, medidas de buen gobierno como las establecidas a nivel estatal, ya que para los ciudadanos no resulta comprensible que la exigencia ética de quienes ejercen las más altas responsabilidades institucionales pueda ser distinta en los diferentes niveles de gobierno existentes.
Julio Guiral Pelegrín. Presidente de la Asociación para la Defensa de la Función Pública Aragonesa”.