lunes, 18 de marzo de 2013

CONTRA LA ARBITRARIEDAD Y LA DESMORALIZACIÓN.



Mañana por la tarde se celebrará en los locales de la Junta Municipal Centro del Ayuntamiento de Zaragoza la VI Asamblea ordinaria de la Asociación, de acuerdo con el orden del día comunicado días atrás y publicado en este blog, siendo el principal objeto de la sesión informar de la actividad desarrollada en el último año, renovar parcialmente la Junta Directiva de la Asociación –la mitad de los vocales, así como los cargos de Presidente y Tesorero- y debatir propuestas de actuación futura a desplegar durante los años próximos.

Al margen de las medidas concretas que puedan proponerse para seguir insistiendo en la defensa y promoción de los principios estatutarios de la Asociación, el objetivo fundamental de renovar un año más su actividad responde a la necesidad de reaccionar hoy, con la misma intensidad que ayer, frente al clima general de atonía y desánimo que existe en la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón y en otras Administraciones Públicas aragonesas.

Esa atonía generalizada es resultado de la deriva experimentada por una organización que carece de objetivos claros y de pautas adecuadas de dirección, donde con demasiada frecuencia la dirección técnica que corresponde ejercer a los órganos directivos, a causa de la mediocridad y la arbitrariedad cada vez más extendidas entre sus titulares, queda reducida a la mera imposición de decisiones unilaterales, carentes de contraste técnico y de consenso interno y teñidas de un indisimulado desprecio a los profesionales de la función pública.

La creciente desprofesionalización de la Administración Pública y la pérdida de calidad en su funcionamiento es resultado, en primer lugar, de una mala política de nombramientos de altos cargos, ya que no es posible encomendar la gestión de servicios públicos de carácter esencial para los ciudadanos a personas que no sólo carecen de la preparación más básica para ello, sino que además no disponen de la calidad y de las habilidades directivas necesarias para generar equipo, confianza y clima laboral propicio para que cada profesional aporte lo mejor de sí mismo a un proyecto común coherente y consistente.

La desmotivación resultante de una mala dirección política, en la que la incapacidad y la mediocridad se escudan en un autoritarismo arbitrario y en una permanente descalificación del personal de la función pública, exige una clara y contundente reacción, sin refugiarse estérilmente en el fatalismo, en la lamentación, y sin ceder a la fácil alternativa de inhibirse, desentenderse o replegarse, de estar sencillamente a lo que se mande y punto, sea lógico o constituya un disparate.

La función pública aragonesa está hoy desmoralizada, es decir, sin vigor ético ni profesional, debido al clima creado por el estilo de dirección impuesto por el actual equipo de gobierno y la quiebra generalizada de la legalidad aplicable al desempeño profesional de la función pública. Aumenta la libre designación, se eleva a puestos de responsabilidad a personas que carecen de mérito alguno que las avale, acudiendo cuando resulta necesario al contrato de alta dirección –incurriendo con ello en la más clamorosa contradicción- y se toleran estilos de dirección que sólo perjudican a la organización y que deberían estar desterrados desde hace mucho tiempo.

La celebración de la Asamblea ordinaria de esta Asociación debiera ser la oportunidad de que sus miembros renovemos el compromiso de reaccionar frente al estado actual de cosas y nos esforcemos por llevar adelante una demanda de profesionalización, que debe empezar por el nivel directivo y proseguir por todos los escalones de la estructura administrativa, alcanzando al conjunto de los funcionarios públicos. La función pública ha de ser reconocible por sus valores y principios constitucionales y no por sus vicios y disfunciones, como parecen empeñarse quienes la dirigen.

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