miércoles, 21 de mayo de 2014

UN EJERCICIO DE CONVICCIÓN Y DE CONFIANZA.



Más de siete años de andadura, de reflexión y debate interno y de exigencia a los distintos responsables de función pública de la Comunidad Autónoma y a diferentes instituciones públicas, aragonesas y estatales, nos permiten afrontar la actual situación que vive la administración autonómica con un doble ejercicio de convicción y de confianza.

Convicción porque creemos en la fuerza de nuestras razones, y porque estamos dispuestos a expresarlas públicamente, a través de este blog y a través de reiteradas comunicaciones al conjunto de responsables políticos e instituciones que tienen entre sus cometidos asegurar el buen funcionamiento de la Administración Pública, como pieza fundamental del Estado de Derecho y de la correcta ejecución de las políticas públicas.

Una Administración Pública profesional y comprometida con la legalidad es un patrimonio valioso de todos los ciudadanos, y la realidad actual, lamentablemente, dista mucho del modelo constitucional establecido, siendo responsabilidad de todos, pero en particular de los servidores públicos, reducir al máximo esa distancia entre la norma y la realidad. La Administración ha de estar en tensión constante para buscar la plena realización del Estado de Derecho y la efectiva garantía de los derechos de los ciudadanos y la realización del interés general, sin ceder ante la arbitrariedad política o la irresponsabilidad. Convicción es sinónimo de compromiso y esfuerzo constantes por permanecer al servicio de los valores constitucionales que hacen socialmente valiosa la función pública.

Confianza porque todo esfuerzo que se realice contribuye a modificar la realidad, porque es posible hacer aflorar realidades ignoradas, señalar públicamente las carencias de las administraciones, colocar temas en la agenda pública pese a la inicial indiferencia de los responsables políticos, activar iniciativas de control y provocar la intervención de las instituciones de control de que se ha dotado nuestro sistema democrático. Es posible denunciar las arbitrariedades del poder y destacarlas públicamente. Es posible modificar el rumbo de los acontecimientos y provocar cambios positivos. Es posible mantenerse fiel a las propias convicciones y actuar de conformidad con ellas.

Esta Asociación ha logrado, en sus años de funcionamiento, que el Tribunal Supremo condene al Gobierno de Aragón por vulnerar el derecho fundamental de acceso a la función pública y que el Tribunal Constitucional condene a la Mesa de las Cortes de Aragón por vulnerar el derecho fundamental de petición de los ciudadanos. Puede parecer poca cosa a muchos, que contemplan la situación como meros espectadores, pero no nos lo parece a quienes, en nuestra reacción frente a la ilegalidad de ciertas actuaciones de los poderes públicos, hemos reclamado y obtenido el amparo de los dos principales Tribunales de nuestro sistema jurídico.

La convicción que sostiene nuestras demandas y exigencias, nuestras propuestas, nuestras peticiones, se ha visto reforzada por la confianza en la labor de las instituciones de control a las que nos hemos dirigido, particularmente los Tribunales, pero también otros muchos titulares de instituciones públicas, que han acogido con atención nuestros planteamientos. Nunca hemos esperado que nuestras tesis fueran acogidas en todo caso, nunca hemos pretendido creernos dueños de la razón, y hemos agradecido cuando los debates y las discrepancias se han establecido desde el respeto y el razonamiento, cuando el valor de la legalidad ha presidido la respuesta a nuestras posiciones o demandas.

Si no es posible defender algo en lo que no se cree, debiera ser aún menos posible dejar de defender aquello en lo que se cree, como son para esta Asociación las exigencias de legalidad que impone un Estado de Derecho, verdadera garantía de los derechos de todos los ciudadanos y límite frente al abuso del poder político o de los intereses particulares. La defensa de las convicciones democráticas ha de realizarse desde la plena confianza en las instituciones democráticas, pues la confianza es el factor que más compromete a no defraudar a quienes se niegan a instalarse en el cinismo, es el principal estímulo para revisar posturas alejadas de aquellos valores que permiten construir una sociedad decente basada en el respeto recíproco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...


La convicción y la confianza son dos buenas palancas con las que trabajar. Ambas dan solidez a cualquier actuación.

Anónimo dijo...



Pues con eso nos quedamos.