martes, 6 de mayo de 2014

LA CALIDAD DEMOCRÁTICA COMO COMPROMISO INTERGENERACIONAL.



La historia de los países es la acumulación del quehacer de sucesivas generaciones, un legado rico en cultura -patrimonio, literatura o arte-, en infraestructuras públicas, en empresas o actividades económicas y en instituciones de autogobierno, que se va transmitiendo de generación en generación, y que debe preservarse y enriquecerse por cada una de ellas, algo que no siempre se produce. Los avances en materia de libertades democráticas y calidad de nuestras instituciones –incluida la solidez de nuestros servicios públicos o la formación de una fuerte cultura cívica- constituyen una parte esencial de dicho legado intergeneracional.

El escritor Javier Cercas, en un artículo reciente, afirmaba que la generación de sus padres había recibido un país en pésimas condiciones –con una dictadura sofocante y las dolorosas huellas de una guerra civil- y lo habían legado a la generación posterior extraordinariamente mejorado –con democracia e integrado en Europa- y que no podíamos resignarnos a  dejar a la próxima generación de españoles un país en completa decadencia o mutilado, socavado por la corrupción o roto por los independentismos. Hacerlo sería un ejercicio absoluto de irresponsabilidad.

El cambio generacional, como es lógico, se produce entre dos polos: el de quienes pasan el testigo de su trabajo, su esfuerzo y su compromiso, y el de los que recogen dicho testigo. Ese traspaso no solo requiere de la voluntad de quienes concluyen su etapa, sino también de los que asumen como propio el desafío de preservar y mejorar lo recibido. El posible desencuentro entre generaciones, por parte de unos u otros, haría fracasar dicho traspaso o relevo, sobre todo si se rechazase el testigo recibido por parte de la generación posterior. No parece, sin embargo, que ese rechazo vaya a producirse.

Reconforta saber que el futuro de este país –encarnado en su juventud- está anclado firmemente en los valores democráticos y que existe una clara voluntad de reforma de nuestras instituciones para que cumplan verdaderamente la función que les corresponde. Más aún ha de valorarse el hecho de que la identidad española y europea estén fuertemente arraigadas y se vean como una continuidad lógica, sin conceder crédito a quienes propugnan un repliegue nacional. El rechazo de las insuficiencias de la realidad española no conduce necesariamente al rechazo de España, sino al deseo de superar las actuales dificultades, haciendo del proyecto personal de futuro un elemento más del proyecto colectivo que constituyen tanto nuestro país como la Unión Europea.

La Constitución Española –al margen de reformas puntuales- da respuesta válida a las aspiraciones de los futuros españoles, a pesar de los discursos radicales que se dejan oír desde el estallido de la crisis, con la pretensión de hacer tabla rasa con todo, con una estigmatización generalizada e injusta de la clase política y una impugnación global a las instituciones democráticas, incluida la Corona. Ese discurso está muy lejos de lo que piensan y sienten los jóvenes de este país, que con su actitud reformista demuestran una actitud cívica y un sentido de responsabilidad muy superior al de tantos generadores de opinión.

La función pública no puede estar ajena a este compromiso intergeneracional, de transmisión de valores de servicio público en su interior, entre las diferentes generaciones de servidores públicos, y de radical empeño en la defensa de los valores democráticos y de la calidad institucional. Se trata de un deber contraído por la función pública con la preservación y constante mejora del Estado de Derecho, del bienestar de los ciudadanos y de la convivencia y cohesión entre todos los territorios del Estado, asegurando el correcto funcionamiento del Estado autonómico. No solo los españoles del mañana han de volver a ver como una actividad prestigiada el desempeño de la función pública, en sus más variados ámbitos, sino que han de ver en la función pública de hoy una presencia real de los valores que han de inspirarla, como son el compromiso con la legalidad y la ética pública, y la inequívoca vocación de servicio a la sociedad y de contribución a la recuperación de la esperanza colectiva como país.

32 comentarios:

Anónimo dijo...



Hay que alimentar siempre la esperanza.

Anónimo dijo...


Federico Mayor Zaragoza – Comité de Apoyo de ATTAC España



“Les despreciaba, porque pudiendo tanto se atrevieron a tan poco” – Albert Camus

¿Las generaciones que llegan a un paso de la nuestra podrán decir que esperaron en vano que las presentes generaciones cumplieran el compromiso supremo que es, en palabras del Presidente Nelson Mandela, actuar de tal modo que nuestro legado intelectual y material no signifique un retroceso? ¿Qué la habitabilidad de la Tierra no sea peor que la que nosotros hemos vivido? ¿Qué los puntos de referencia, los principios y asideros éticos no les permitan iniciar su amanecer con esperanza?

Anónimo dijo...


Comentario:

Bien por los jóvenes que piensan, que el entramado institucional español está mal. Pero vaticinan que, si se cambia radicalmente, lo mejor está por venir. Ojalá!!!

Anónimo dijo...


Comentario:

Deben ser jóvenes ESQUIZOFRÉNICOS para creer en un sistema que les garantiza que vivirán peor que sus padres. En España no cabe un necio más. Pues nada, sarna con gusto no pica. Ahora a votar a PP-PSOE para que sigan empobreciéndonos al tiempo que ellos engordan con el dinero público. O acabamos con el BIPARTIDISMO o seremos Nigeria en menos de una década.

Anónimo dijo...


Comenario:

La verdad es que hemos dejado a los jóvenes sin presente, a ver si somos capaces de no dejarles sin futuro.

Anónimo dijo...


Comentario:

Ceo en Dios padre todo poderoso ... ¿Creer en un sistema? ¿Cuál? La corrupción es estructural ¿Qué se ha limpiado?

Anónimo dijo...



Comentario:

Hace tiempo que llegó la hora de exigir, no de pedir.

Anónimo dijo...



Comentario:

Hace tiempo que llegó la hora de exigir, no de pedir.

Anónimo dijo...



Comentario:

En sus manos esta el cambio de rumbo de este país,pero no solo por sus votos sino también por sus iniciativas,solo les falta que se lo crean.Solo espero y deseo que las próximas elecciones TODA LA JUVENTUD SALGA A VOTAR.

Anónimo dijo...



Comentario:

El sistema no necesita cambios profundos. Solo se necesita una cosita: trans-pa-ren-cia. Si tuviéramos eso en la política y la economía lo democracia real vendrá por si sola.

Anónimo dijo...



Comentario:

No creo que tantos jóvenes crean en las instituciones... De ser así, se merecen su destino. Los responsables de nuestra situación somos todos nosotros, los mismos que ponemos a nuestros verdugos en el poder. No nos merecemos nada mejor.

Anónimo dijo...



Comentario:

a quien pretenden engañar??.....no es necesario se muy observador para darse cuenta que la gran mayoria de los jovenes con tener fiestuki los fines de semana, , seguir la liga de furbol, descargarse musica en sus smartphones y lucir palmito en el Gym ya tienen bastante

Anónimo dijo...



Comentario:

Aún creen... pero si esto sigue así de mal, dejarán de creer. Ojo al dato.

Anónimo dijo...



Comentario:

Y los no tan jóvenes también creen en el sistema. Siempre y cuando los aprovechados no se sigan recolgando de él. En este momento los ciudadanos nos hemos convertido en los clientes cautivos de una administración dirigida por listillos que se apropian de lo público para desmantelarlo y luego poder vender los mismos servicios de manera privada. Así hacen negocio con la telefonía, la energía, la educación, la sanidad... A eso hay que añadir que dominan como nadie los medios y a través de ellos lanzan continuas campañas de distracción para dividir y enfrentar al público. Tema favorito: Cataluña. Con Cataluña ganan votos y distraen al personal más que si se tratara de la liga de fútbol. Todo menos dar explicaciones y respuesta a la corrupción que nos asola... Por si esto fuera poco nos siguen soltando el discurso patriótico (Precisamente los que han dejado a España y a los españoles por el suelo) proclamándose los defensores de la bandera y la Ley (jajaja, para morirse de risa)...

Anónimo dijo...



Comentario:

En la patria hay muchas moradas para los jóvenes. Los hay que habitan la morada de la estulticia, los hay que moran entre espirituosidades, los hay hijos de papa, los hay estudiados, los hay sin estudiar, los hay aprobados, los hay suspendidos, los hay de todas clases, LO UNICO QUE NO HAY son jóvenes militantes en la política o el sindicalismo. ¿Por qué será, papá, por qué?

Anónimo dijo...



Comentario:

Los que ya se han marchado con experiencia de trabajo, que hay muchos, no creen en este país, y mucho menos en sus políticos y gobernantes. No se engañen. Por suerte han podido dar el salto hacia adelante y muchos no piensan volver hasta que la situación no mejore o nunca. También he podido hablar con personas jóvenes de alrededor de 25/30 años, que aun hablando inglés u otro idioma no tienen la experiencia suficiente como para optar a un trabajo bien remunerado y están soportando como pueden el exilio forzado... No es agradable nacer y vivir en un lugar siendo ciudadano de primera y pasar a otro en el que te miran por encima del hombro. Gracias señores políticos, Monarquía, gobernantes, oligarquía, empresarios, banqueros, gracias por llevar la bandera, con la cual se llenan la boca y la barriga, y el nombre de España al tercermundismo...

Anónimo dijo...


Comentario:

El cambio empieza por votar a personas que aporten soluciones e ideas nuevas a los problemas que mas preocupan a los ciudadanos (paro, vivienda, impuestos).España no necesita a presidentes ni ministros que no aportan nada,y que se rodean de multitud de asesores ,que son los que dicen lo que se tiene que hacer y que no sabemos a que intereses defienden en realidad.

Anónimo dijo...



Comentario:

Qu bueno es ser joven, con la que les esta cayendo encima, y todavia creen en el sistema. No creais al sistema, el futuro puede ser mejor.

Anónimo dijo...



Comentario:

Uno de los cambios profundos es que la nacionalidad se pudiera conceder y revocar de forma más flexible. Español ha de ser quien se sienta español y acate la constitución. Hay que abrir la puerta a quienes quieran marchar y quienes quieran entrar.

Anónimo dijo...



Comentario:

Siendo decir que la juventud no conoce el valor de las cosas, entre otras cosas porque los propios padres no supieron enseñarles lo que cuesta todo. Simplemente hay que escuchar lo que dicen los padres de sus propios hijos sobreprotegidos y muy "comprendidos".

Anónimo dijo...



Comentario:

Si protestan porque protestan, si no protestan, porque no protestan... etc.

Anónimo dijo...


Comentario:

Los jóvenes creen en la democracia liberal, faltaría más, y la democracia liberal es republicana, tenga rey o no el sistema, faltaría más. por qué sino se cree en la democracia liberal, entonces cual es la alternativa? los cambios profundos son los que condicionan la calidad democrática, la equidad democrática, también la económica, dentro del sistema democrático liberal. yo debo de haber rejuvenecido por lo pronto 7 años, un joven lo es hasta los 35, pues tengo 42 y estoy de acuerdo con los jóvenes.

Anónimo dijo...


Comentario:

Tener buenos políticos depende, al menos en democracia, de la ciudadanía. Si cada vez que uno nos toma el pelo lo sacamos de las instituciones con el voto, otro gallo nos cantaría. Votando como si fueran nuestro equipo de futbol seleccionamos a los caraduras.

Anónimo dijo...


Comentario:

.....Yo a veces pienso que estoy viviendo en otro PAIS....¿Que la Juventud cree en este Sistema?....¿Que Sistema?.....en de los Recortes, en de las Desigualdades en el 53% de los Jovenes Parados en los Trabajos Precarios en no tener Ayudas las Familias ¿en esto creen nuestra JUVENTUD que es el Futuro?.......pues a Pañados vamos.

Anónimo dijo...


Comentario:

"En pleno debate sobre la independencia de Cataluña, la mayoría de los jóvenes prefiere que las cosas se queden como están, es decir, un Estado con comunidades autónomas" Como matizamos los periódicos pro-separatistas, eh? Yo lo interpreto como que están hartos de vendedores de humo caraduras que venden división en un mundo que intenta unirse.

Anónimo dijo...


Comentario:

Con todos mis respetos hacia la gente joven: Tuvimos un Estado de Bienestar que fue modelo copiado en otros países. Que fue admirado precisamente por la equidad que ello representaba y de ahí que muchos de nosotros nos atrevimos a regresar a nuestro patria. Aquí se ha hundido todo ese Estado de Bienestar ex profeso, Comunidad por Comunidad construyendo obras faraónicas, obras que solo dan pérdidas y lo seguirán dando por décadas. No nos engañemos: lo que aquí necesitamos es que los que más tienen PAGUEN sus impuestos, en cambio se ha hecho todo para que evadan y despidan a la gente de su trabajo. Hemos retrocedido UN SIGLO! Cuando no existían leyes que protegieran a los trabajadores dentro de la trama de la sociedad

Anónimo dijo...


Comentario:

Los jóvenes son ingenuos, y los poderosos se regocijan al ver que tienen esperanza.

Anónimo dijo...



¿Y qué decir de la intrahistoria unamuniana?

Anónimo dijo...


Los jóvenes constituyen, sin duda, el sector de nuestra sociedad más duramente castigado por la actual crisis económica. En su caso, el destrozo sobrevenido no afecta solo a su presente sino —lo que es infinitamente más grave— a su futuro: son sus perspectivas profesionales y vitales colectivas las que han saltado por los aires.

Lo saben: son conscientes de que van a constituir, por primera vez en mucho tiempo, una generación que vivirá peor que la de sus padres y que tendrán muchas menos probabilidades que estos de conseguir, en su vida, las cosas que les gustaría lograr. Pero ello no les aboca a la amargura, al derrotismo o al cinismo. Tampoco a la rebeldía violenta. Mantienen la templanza y un entusiasta optimismo. Se trata, en conjunto, de una generación demasiado bien preparada para aceptar análisis de situación toscamente simplistas. Tienen sus diagnósticos y propuestas. Piensan que la economía funciona mal, pero creen saber por qué (ausencia de un adecuado control político sobre la misma y sobre las ingenierías financieras) y lo que exigen no es su voladura, sino su urgente reparación.

Están muy decepcionados con la forma en que funciona nuestro sistema político: pero creen en la democracia (es decir, en el pluralismo, en la discusión, en la negociación y en el pacto), en la necesidad de los partidos políticos. Y, sobre todo, añoran el “espíritu de la Transición”, algo que, sin haber conocido de primera mano, consideran un capital político esencial frívolamente despilfarrado por los actuales actores de la escena pública. Y lo que exigen a estos es que lo recuperen y que reformen nuestra vida política haciéndola más abierta, flexible y transparente.

Su objetivo no es, precisamente, la toma del Palacio de Invierno, sino una regeneración democrática profunda, en línea con lo que nuestra sociedad fue capaz de llevar a cabo en la segunda mitad de los setenta y en los primeros ochenta del pasado siglo. De ahí, sin duda, la llamativa buena evaluación que les merece la figura de Adolfo Suárez, que para ellos ha pasado a simbolizar lo mejor de aquel momento auroral de nuestra democracia.

josé juan toharia

Anónimo dijo...


Intelectualmente, son más republicanos que monárquicos; pero, preferencias teóricas aparte, prima en ellos un planteamiento pragmático de la cuestión, y agradecen y aceptan lo que perciben como el doble legado del rey Juan Carlos: haber hecho posible la actual democracia y haber consolidado la Corona de cara al futuro inmediato. A esto último contribuye además, de forma clara, la mayoritaria evaluación positiva que les merece el príncipe Felipe.

No son antirreligiosos (y, menos aún, anticlericales): consideran la religión —y concretamente, la Iglesia católica— como algo ajeno a sus vidas. Tan solo un 10% se define como católico practicante (si bien, al mismo tiempo, suponen un 48% adicional quienes dicen considerarse poco o no practicantes pero católicos al fin). Lo que parece no interesarles es la forma en la que se expresa, desde hace ya decenios, la jerarquía eclesiástica española: la prueba es que, cuando emerge una figura religiosa con nuevo lenguaje y modales, como es el caso del papa Francisco, inmediatamente obtiene entre ellos una clara evaluación positiva y un masivo apoyo a sus propuestas.

Por último —y para cerrar este retrato robot apresurado, basado en el amplio sondeo de Metroscopia para este periódico—, hay que destacar que nuestros actuales jóvenes constituyen una generación que sabe integrar y compatibilizar, con naturalidad, identidades nacionales y culturales múltiples: se sienten, a la vez, y con similar intensidad, localistas y cosmopolitas, de su pueblo o región y ciudadanos del mundo. Quizá por ello, la perspectiva de buscar salida en otros horizontes no se les aparece como un desgarro emocionalmente traumático: cuando ninguna tierra resulta realmente ajena no es esperable la sensación de desarraigo.

Es esta una generación que reúne todas las condiciones necesarias para revitalizar una sociedad —como es en estos momentos la española— desconcertada, sin liderazgos reconocidos y sin horizontes comunes claros, pero que anhela —y necesita con urgencia— un nuevo relanzamiento. Es una generación, en suma, que no podemos perder.

josé juan toharia

Anónimo dijo...



Comentario:

No creo que veamos una generación que viva peor que la de sus padres. La ciencia y la tecnología no han dejado de progresar y eso es decisivo para el bienestar de una sociedad. Seamos críticos, no apocalípticos.

Anónimo dijo...

La juventud da una lección de normalidad.