jueves, 15 de octubre de 2009

INCONSISTENCIAS DEL “DIAGNÓSTICO” SOBRE LA FUNCIÓN PÚBLICA: LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA

Zaragoza, 15 de octubre de 2009.

En el denominado “Documento de análisis y diagnóstico de la Función Pública en la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón”, presentado por el Director General de la Función Pública, Antonio Brun, ante la Comisión Institucional de las Cortes de Aragón, se hace referencia a la negociación colectiva y a la solución extrajudicial de conflictos colectivos.

Sorprende, una vez más, que un tema de tanta trascendencia como la acción sindical en el seno de la Administración aragonesa no tenga más reflejo que una genérica alusión a la negociación colectiva de las condiciones de trabajo como elemento básico del actual modelo de función pública, y al vacío incomprensible que en tal materia ofrece la ley aragonesa de función pública, pese a subrayar a renglón seguido el carácter pionero de dicha ley al prever la posibilidad de negociación conjunta y general de las condiciones de trabajo del personal funcionario y laboral.

El tratamiento de esta materia, reducido a un par de consideraciones de carácter teórico, nada tiene que ver con un diagnóstico, en el que debieran haberse analizado, con detalle, las condiciones y resultados de la negociación colectiva en el ámbito de la función pública aragonesa. Nada se dice tampoco de la presencia de los sindicatos en la Administración aragonesa o de la ordenación de su acción sindical. Mucho menos se rinden cuentas del coste económico que la acción sindical en la Administración aragonesa supone para el presupuesto de la Comunidad Autónoma. O no se sabe, o no se quiere decir. En ambos casos, la ausencia del dato devalúa el “diagnóstico” presentado.

La negociación colectiva ha sido una cuestión presente, desde el primer momento, entre las preocupaciones de esta Asociación. A las pocas semanas de su constitución, y coincidiendo con la celebración de las elecciones sindicales de marzo de 2007 en la Administración autonómica, se remitió un documento a las organizaciones sindicales presentes en la Mesa de Función Pública, en el que, entre otras cuestiones, se planteaba la necesidad de que la negociación colectiva asegurase el respeto a la legalidad y se atuviese a criterios de plena transparencia. Sólo CEMSATSE acusó recibo de tal documento, y valoró positivamente las propuestas formuladas. Los demás sindicatos nada dijeron sobre la propuesta, aunque, entonces o más tarde, han realizado actuaciones de inequívoco rechazo a las mismas e, incluso, a la propia existencia o actividad de esta Asociación. Tal actitud no ha hecho sino confirmar nuestra inicial preocupación: algo falla en la acción de los sindicatos en la función pública. Y ellos son los primeros interesados, aunque no los únicos, en analizarlo.

La negociación es una actividad que legalmente se reserva a los sindicatos, y ello no se ha cuestionado jamás, pero la defensa de la función pública es algo que incumbe a todos los servidores públicos –y también a los ciudadanos- y en esa defensa debieran estar comprometidos claramente los sindicatos, y demostrarlo, haciendo que la negociación colectiva se sujete a “los principios de legalidad, cobertura presupuestaria, obligatoriedad, buena fe negocial, publicidad y transparencia”, como exige el artículo 33.1 del Estatuto Básico del Empleado Público. Tenemos ejemplos recientes y palmarios de acuerdos alcanzados en el ámbito de la negociación colectiva que contravienen tales principios. Lógicamente, la responsabilidad principal de que ello suceda es del Gobierno de Aragón, pero también de unas organizaciones sindicales que han decidido prescindir del marco de la legalidad y entrar en el ámbito del fraude a la ley, convencidos de que obtener mejoras salariales, vulnerando la legalidad presupuestaria, es una conquista social, en lugar de un supuesto de corrupción pública.

El respeto a la ley es fundamento de la paz social, como señala el artículo 10.1 de la Constitución Española. Algo se ha torcido gravemente en nuestra Comunidad Autónoma, si sindicatos y responsables de la función pública creen o consideran que la paz social –en el seno de la Administración, al menos- puede pasar por la vulneración de la legalidad. No hay que desdeñar el poderoso efecto que acuerdos retributivos manifiestamente ilegales –como fue el caso de la “cláusula de revisión salarial” o el “anticipo de carrera profesional”- producen en el deterioro de la ética de los servidores públicos. Si aceptamos cobrar lo que no nos corresponde, si no nos importa traspasar la línea de la legalidad, porque de ello obtenemos beneficio económico, cuál puede ser el paso siguiente, dónde queda el límite infranqueable. Si la ley ha cedido, qué resistirá. No nos cansaremos de señalar este fenómeno gravísimo que vive nuestra Administración, y que, por lo que podemos apreciar, en nada preocupa a los responsables del Gobierno de Aragón ni a los sindicatos. Nueva muestra de ese absoluto desinterés por la legalidad, en materia de negociación colectiva, es la nula referencia a la cuestión en el llamado “diagnóstico” de la función pública.

El que las ilegalidades sean pactadas no les resta ni un ápice de su improcedencia. Más bien al contrario, agrava su irregularidad, pues el peor espectáculo que pueden ofrecer funcionarios –a través de sus sindicatos- y gobiernos es alcanzar acuerdos sobre los recursos públicos en fraude de ley, es decir, en perjuicio del conjunto de la ciudadanía. Es evidente que no existe interés en ver como es debido este fenómeno, y en realizar la autocrítica oportuna, tanto por los responsables sindicales como por los responsables de la función pública.

Sin un compromiso con la legalidad, la negociación colectiva queda desprovista de toda legitimidad y justificación. Sin una garantía máxima de transparencia, se olvida que lo que se negocia no lo paga el Gobierno, sino que se endosa a la factura de los ciudadanos y a la deuda de las instituciones. Los ciudadanos han de saber cuánto les cuestan los acuerdos sindicales en las Administraciones Públicas. Y también los servidores públicos han de saber cómo se negocia y qué acuerdos se adoptan, y si los mismos cuentan con los informes económicos y jurídicos preceptivos. No queremos –o no debemos- ser beneficiarios o receptores de acuerdos ilegales, de beneficios ilegítimos. Y por ello, además, creemos que los negociadores por parte de la Administración no pueden ser personas que vayan a verse afectados –casi siempre favorablemente- por los acuerdos alcanzados. ¿Qué interés defienden en esas negociaciones? ¿El público o el propio, o ambos a la vez? No parece razonable que no se evite dicho conflicto de intereses.

El llamado “diagnóstico” sobre la función pública, presentado por el Director General de la Función Pública, Antonio Brun, ha carecido de la honestidad y la valentía necesarias para abordar los males que padece la negociación colectiva en el seno de la Administración autonómica. Sin detectar los males e identificar sus causas, ni cabe hablar de “diagnóstico” ni resulta posible avanzar adecuadamente en su corrección. El peor “diagnóstico” posible es el autoengaño.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

UGT exige «transparencia» en la negociación colectiva.

Lo hacía Cándido Méndez en el año 2001.

Anónimo dijo...

Ha llovido, desde entonces.

Anónimo dijo...

El secretario general de UGT, Cándido Méndez, pidió al Gobierno y a la patronal «transparencia» en sus posiciones de partida en las conversaciones sobre la reforma de la negociación colectiva.

El dirigente sindical, que ofreció una conferencia de Prensa en Zaragoza, confirmó que el pasado jueves recibió la carta del ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, que abre el proceso de conversaciones para iniciar la reforma. Subrayó que UGT aboga por un proceso «absolutamente transparente» y persigue que puedan conocerse, desde el principio, «las posiciones que el Gobierno pretende defender sobre la reforma de la negociación colectiva», al igual que «oficial y públicamente» las de la patronal

Anónimo dijo...

"La empresa debe tener toda la disposición a entregar la información necesaria a los trabajadores, siendo lo mínimo, dar a conocer datos como los costos reales de mano de obra, balances de los dos últimos años y lo que se refiere a una suerte de pre balance de lo que va transcurrido del año. Así, los empleados tienen claro en qué condiciones está la compañía", señala Andrés Fuentes, abogado de relaciones laborales y subcontratación de PricewaterhouseCoopers.

Anónimo dijo...

Según los expertos, para que toda negociación colectiva resulte exitosa se debe tener presente algunos valores fundamentales.

Primero, tiene que existir, desde ambas partes involucradas -empresa y sindicato- una suerte de buena fe, lealtad y transparencia en el proceso, convirtiéndose como fundamental el generar un buen feedback, que los canales de información no se vean resentidos por el ambiente de negociación, sino que velar porque los mensajes sean entregados con máxima claridad.

"Las negociaciones informadas y debidamente preparadas permiten llegar a acuerdos sin desgaste de las partes. Por eso, es importante no transformar la negociación en un evento que tensione las relaciones laborales o que se convierta en la oportunidad para ventilar otros temas", comenta Fuentes.

Anónimo dijo...

Para que un proceso de negociación colectiva sea exitoso, también hay una serie de tareas y responsabilidades que le corresponde abordar a los sindicatos.

Estas contemplan aspectos como conocer la realidad de la empresa, del negocio, de su estrategia, sus problemas competitivos y la realidad del mercado, con el objeto de no hacer demandas desmedidas, sino que éstas sean sustentables en el tiempo. "Esto muchas veces esto no se consigue a raíz de la falta de preparación de los dirigentes sindicales, que sólo están pensando en incremento de sueldos y beneficios", sostiene Carlos Portales.

Anónimo dijo...

Opinión que comparte el experto laboral, Huberto Berg, quien agrega que así como las empresas se hacen asesorar por abogados con conocimientos en materia laboral, es recomendable que los sindicatos hagan lo mismo.

“Los proyectos inalcanzables son los que generan conflicto, por eso una ayuda externa es buena, eso sí, siempre y cuando se trate de alguien serio y profesional, porque en muchos casos los sindicatos se dejan asesorar por personas que tienen otros intereses, mezclando un discurso político e ideológico. Ahí es donde se cae en un error", señala Berg.

Anónimo dijo...

La Negociación Colectiva en Mesa General Negociación de la Función Publica y en Mesa de Negociación de la Comunidad Autónoma ha sufrido un grave deterioro en su desarrollo concreto muy alejado de los principios de buena fe negocial, publicidad y transparencia que, entre otros, debieran regir el proceso. La Administración presenta sus propuestas para cumplir pro forma los requisitos legales, pero sin ánimo real de negociación con los sindicatos. No remite con suficiente tiempo las propuestas para un correcto estudio por parte de los sindicatos y apura en exceso los tiempos de negociación.
Así lo demuestra el hecho no haber alcanzado un acuerdo en la negociación de Plantillas o en la de la Oferta Pública de Empleo. En ambos casos las propuestas de la Administración fueron rechazadas por todos los sindicatos en Mesa. Otro ejemplo es la negativa de la Administración a facilitar información pedida por los sindicatos alegando el Dtor. Gral. de Función Pública que, a juicio de la Administración, ya teníamos información suficiente.

(Lo dice el sindicato CCOO de Asturias)

Anónimo dijo...

CÁDIZ 2012.

Nos gusta conmemorar, celebrar. La vida sería mucho más aburrida si no existieran las ceremonias, los aniversarios. Yo tengo uno en mi agenda: Cádiz 2012. «La Pepa» cumplirá entonces doscientos años. Será bicentenaria, la Pepa, y una piensa con nostalgia en aquella constitución que otorgaba, por fin, derechos que hoy nos harían sonreír porque los damos por descontado: separación de poderes, libertad de expresión, libertad personal, inviolabilidad del domicilio, garantías procesales y penales… Sí, quizás vamos tan sobrados que tales mejoras se nos antojen redundantes, aunque examinándolas con detenimiento… la cosa no se ve tan clara. ¿Tenemos todos esos derechos y cauciones hoy en día?, ¿funcionan de manera correcta?, ¿es nuestra Constitución actual superior a aquella lejana norma que se sacó hacia delante en circunstancias históricas tan complicadas como, en ocasiones, rocambolescas? La ciudad de Cádiz es vieja, no obstante sigue tan bella como una jovencita que mira a la bahía con los ojos henchidos de plata marina y tibias dunas. Por la noche, un viento suave acuna los últimos acebuches que van quedando, y los gaditanos se rebullen de gozo velando hacia la mar y luego hacia el océano que también celan ardorosamente las murallas. Ha sido testigo excepcional de la memoria de Occidente. Ha contemplado a Aníbal flanqueado de elefantes. Ha avistado el esplendor y la decadencia del Imperio romano atravesar sus calles con la ligereza del eco de una seguiriya que llega hasta el puerto y se pierde en la noche. Ah, la gentil Gades. Su luz saturnal es capaz de anidar en el pecho del visitante en cuanto se descuida: se le agarra al corazón y le entran ganas de quedarse a vivir en La Playita de las Mujeres para siempre. Allí, en Cádiz, nació «la Pepa» en 1812. Y allí sigue vigente. Ahora la están poniendo guapa, le están sacando a Cádiz esos colores que el tiempo había intentado deslucir. Pero el cielo no ha habido que retocarlo. El mar tampoco. En 2012 vamos a celebrarlo a lo grande.

Ángela Vallvey.

Anónimo dijo...

ESTO DICE FRANCESC DE CARRERAS:

Un país no puede ir bien sin una oposición seria y sin un gobierno sólido. La oposición está enzarzada en sus líos internos. El Gobierno, parlamentariamente débil, no tiene criterio en los problemas importantes y, además, se vende al mejor postor para seguir gobernando. Vamos mal, muy mal

Anónimo dijo...

¿Hay alguna reacción del Gobierno ante este demoledor análisis de ese presunto Diagnóstico? ¿Se sabe que los sindicatos hayan dicho algo? ¿Y la oposición está satisfecha? ¿Se ha hecho eco la prensa?

Esto es como predicar en el desierto. ¿No creéis?

Anónimo dijo...

Predicar en desierto,
sermón perdido.

Anónimo dijo...

Bueno, es preferible pensar en la parábola del sembrador.

Anónimo dijo...

No sembrar en arenales estériles, o algo así decía el bueno de Odón de Buen, zufariense insigne.

Anónimo dijo...

¿Zufariense?

Anónimo dijo...

Jesús Catalán, un zufariense en el Gulag.

Anónimo dijo...

Zufarienses son los de Zuera, por si alguien no lo sabía.