martes, 14 de junio de 2011

UN SISTEMA EN CRISIS.

Al concluir la larga etapa de gobierno PSOE-PAR, una simple mirada al estado de la función pública permite apreciar la grave crisis en que ésta se halla tras doce años de supuesta “estabilidad política”. Casi un tercio del personal de la Administración Pública –en cualquiera de sus sectores- es personal interino, como resultado del reiterado incumplimiento de la legalidad en la aprobación de la Oferta anual de Empleo Público. En algunos centros de trabajo, la interinidad llega al cincuenta por ciento de la plantilla, algo que constituye una total anomalía y que parece, no obstante, haber resultado indiferente a los responsables de función pública de todos estos años.

Cientos de secciones y de negociados tienen a sus responsables en comisión de servicios, fórmula provisional que, en la mayor parte de los casos, ha prolongado indebidamente su duración, y que añade más provisionalidad en la cobertura de puestos de trabajo a la importante tasa de interinidad. Ello también es resultado del incumplimiento de las normas de provisión de puestos y de la no realización de los concursos de méritos preceptivos, con inclusión en los mismos de los puestos cubiertos por comisión de servicios.

En mitad de ese panorama, destacan singulares medidas de provisión, que han proliferado en el final de esta legislatura –y final también de un ciclo político en la Administración autonómica-, y que, desgraciadamente no son la excepción que confirma la regla, sino actuaciones que confirman la burla a la norma y la arbitrariedad que ha dominado la política de personal en todos estos años.

A ello, además, hay que añadir la grave falta de credibilidad que afecta a órganos de selección de personal –nombrados de forma totalmente discrecional y deslegitimados en su actuación por la incompetencia o arbitrariedad de sus decisiones, y da lo mismo mirar al tribunal que interviene en las pruebas de Administrativos que en las de Administradores Superiores- o a comisiones de valoración –con valoraciones de méritos incongruentes, inexplicables o descaradamente favorables a los candidatos predeterminados-, y es que la imparcialidad y la objetividad –sin las cuales no hay confianza posible en los procesos de selección y provisión- han sido principios abandonados por buena parte de los funcionarios que intervienen en tales órganos.

El resultado de esta situación no sólo es una flagrante vulneración de la normativa de función pública, con una evidente lesión a los derechos profesionales de los cientos de empleados públicos afectados por la misma, sino también y sobre todo una preocupante quiebra de los principios propios de un Estado de Derecho, cuya viabilidad se ve claramente comprometida sin una Administración profesionalizada y expresamente comprometida con el principio de legalidad.

Difícilmente puede existir una fuerte cultura de la legalidad en una Administración en la que sus componentes observan cómo de forma permanente los responsables de la organización –muy en especial, los responsables del Departamento de Presidencia- incumplen la normativa de función pública, arrinconando el mérito y la capacidad por otros criterios espúreos que sólo generan “miseria burocrática”, parcialidad, sectarismo, favoritismo o servidumbre.

Y, sin embargo, una Administración Pública está necesariamente llamada a servir al interés general, a pesar de todas sus carencias y disfunciones. Desde esta Asociación nunca hemos cultivado el catastrofismo ni nos hemos limitado a la descalificación sistemática de la gestión de personal –nuestras críticas han sido siempre razonadas, a partir de los principios constitucionales y legales que rigen la función pública-, pero no es posible dejar de advertir la pérdida acelerada de exigencia y calidad en la mayor parte de los procesos de selección de personal y provisión de puestos de trabajo, mecanismos sin los cuales no es posible garantizar una Administración profesionalizada que constituya una garantía de eficacia y legalidad para el conjunto de los ciudadanos.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¿sabe Función Pública cuantos estamos en Comisión de Servicios?

Anónimo dijo...

Los años oscuros del PSOE-PAR en función pública tocan a su fin, y hasta el último día dan problemas: el famoso examen de administrativos anulado. Y bien anulado. Lo inconcebible es que lo pusieran y lo que han tardado en resolverlo. Corren raudos a impugnar la anulación quienes tenían la ensoñación de que bajasen la nota de corte hasta el infinito, así como los COCOs que tenían a alguno por ahí metido. Se os acabó el tiempo...
P.D. es de agradecer la novedad de la moderación del blog, o el que "el comentarista" se haya ido de vacaciones. Más vale tener pocos comentarios, pero "reales" que 20, 30 o 40 de los otros...

Anónimo dijo...

¿COCOs? ¿Te refieres a CC.OO.? Me gustaría saber a qué te refieres, pues soy uno de los afectados por la anulación del examen.

Anónimo dijo...

HOy en Heraldo, Samitier cita a la Asociación y su denuncia de los asesores de gabinete. Una vez más, no habrá desmentido del gobierno, dado que es algo notorio.

Anónimo dijo...

La Dirección General de la Función Pública no quiere, mejor dicho no puede, hacer públicas las razones que impiden convocar un concurso con más de 150 plazas ocupadas en comisión de servicio indebidamente prorrogadas (CCOO).

Anónimo dijo...

Sí, los de CCOO son cariñosamente conocidos como los COCOs, por el "miedo" que meten más que nada, uy, no tanto porque destaquen por su inteligencia...
En su posición fantasmal ya anunciaron poniéndose la venda antes que la herida que recurrían la anulación del examen de administrativos. Curioso cuando jamás en la vida han dicho esta boca es mía en ninguna de las 20.000 irregularidades que ha habido en los procesos en estos años oscuros PSOE-PAR.
Me ha llegado de bastante buena fuente (aunque reconozco que no le sé por mi mismo, sino sólo de oídas) que es porque alguien "de los suyos" pensaba aprobar (no un simple afiliado de a pie, que por esos no hacen nada, sino un liberado que debe ser de otra categoría o laboral).

Anónimo dijo...

¿Existe algún precedente (de tanta incompetencia) de que alguna Administración haya anulado un examen de oposición por anular el 40 % de las preguntas que se formularon?

Alfonso dijo...

Preocupante es lo que se comenta en esta entrada del blog sobre el abandono por parte de los funcionarios que participan en órganos de valoración de la neutralidad y profesionalidad que debe presidir nuestro comportamiento. Es una politización del "alma" funcionarial.

Saludos.

Anónimo dijo...

Desde luego lo de 40% de preguntas anuladas es una barbaridad, pero lo más grave no es que lo anulen, ¡sino que llegaran a ponerlo! De aquellos polvos vienen estos lodos. Si hicieran las cosas mínimamente bien en Función Pública esto no hubiera pasado, pero es que han hecho lo que les ha dado la gana: oposiciones de un nivel que no se corresponde, subir o bajar notas de corte cuando les da la gana en lugar de establecer criterios claros y transparentes, las eternas comisiones de servicio de las que se hablaba en otro comentario, los concursos que deben salir pero no salen, etc. A Función Pública entera había que ponerlos de patitas en la calle por ineptos. Anular este examen de administrativos es prácticamente lo único que han hecho bien en años. ¡A buenas horas!

Ramón dijo...

Lo descorazonador del tema es que cambia el color del gobierno de turno pero todos coinciden en la vulneración de las normas relativas en la función pública. En este tema se produce una inquietante unanimidad. Tanto la derecha y la izquierda no están por la labor de un funcionariado profesional e independiente.