Desde esta Asociación nos hemos
dirigido a la irlandesa Emily O’Reilly, como titular actual de la institución
del Defensor del Pueblo Europeo, para plantearle la necesidad de que desde las
instituciones de la Unión Europea
se impulse una estrategia de prevención y lucha contra la corrupción, común
para el conjunto de los Estados de la Unión
Europea e inspirada en las previsiones contempladas por la Convención de Naciones
Unidas contra la Corrupción
aprobada en 2003, y ratificada por España en 2003 y por la Unión Europea en 2008.
En los próximos días nos dirigiremos
con igual petición tanto a los diferentes Grupos políticos del Parlamento
Europeo como a la Comisión Europea,
para expresarles la conveniencia de que a nivel europeo se dé desarrollo
a las técnicas de prevención de la corrupción en el sector público, potenciando
la responsabilidad que en dicha tarea corresponde asumir a los servidores públicos.
La petición dirigida a la Defensora del Pueblo
Europeo queremos enmarcarla en las actividades realizadas con motivo de la
celebración del Día Internacional contra la Corrupción el próximo día
9 de diciembre, de acuerdo con lo establecido por las Naciones Unidas. Debemos
recordar que la institución del Defensor del Pueblo impulsó años atrás el código
de conducta de los empleados públicos de la Unión Europea,
iniciativa que, a nuestro juicio, debiera encontrar su continuidad en el
impulso de aquellas medidas de prevención que, en relación con el sector público,
se recogen en la Convención
de Naciones Unidas contra la
Corrupción.
En particular, y como ya hemos
insistido en diversas ocasiones, creemos especialmente útil el establecimiento
de criterios europeos comunes para implantar en el conjunto de las administraciones públicas
de los Estados miembros –así como en el seno de las instituciones europeas-, un
sistema de alertas éticas, a través del cual se puedan canalizar e investigar las
posibles denuncias realizadas por los funcionarios públicos que tengan
conocimiento de indicios de actividades o prácticas corruptas en el desempeño
de sus funciones. Es indispensable que la función pública se dote de
instrumentos eficaces para evitar que los actos de corrupción que lesionan el
interés general puedan llegar a consumarse.
Dado que como Asociación no hemos sido
capaces de conseguir que las instituciones españolas –a las que nos hemos
dirigido reiteradamente reclamando un impulso a las medidas de la Convención de Naciones
Unidas contra la Corrupción
de 2003-, tomen ni siquiera en consideración la existencia de los compromisos
derivados de su ratificación, optamos por centrar nuestros esfuerzos en las instituciones
europeas, ya que las excelentes prácticas de los países nórdicos y anglosajones en esta materia
pueden ser un factor determinante para que se procure una armonización europea
de los mecanismos de prevención y sanción de la corrupción, tanto pública como
privada.
Se reproduce a continuación el
contenido íntegro del escrito dirigido a la Defensora del Pueblo
Europeo:
“Excma. Sra. Defensora del Pueblo
Europeo
1 Avenue du
Président Robert Schuman
CS 30403
F-67001 Strasbourg Cedex
FRANCE
Zaragoza, 3 de diciembre de 2014.
Estimada
señora:
En
mi condición de Presidente de la
Asociación para la
Defensa de la Función
Pública Aragonesa, organización comprometida con la defensa y
promoción de los principios constitucionales que ordenan la función pública,
entre los que figuran de forma destacada los de legalidad, profesionalidad y
ética pública, deseamos expresarle nuestra preocupación por el escaso impulso que
han recibido en el conjunto de los Estados de la Unión Europea, y en particular
en España, las previsiones contenidas en la Convención de Naciones
Unidas contra la Corrupción
de 2003, ratificada por España en 2003 y por la propia Unión Europea en 2008.
El
problema de la corrupción, tanto pública como privada, es una preocupación
creciente entre los ciudadanos españoles, como revelan los diferentes sondeos
de opinión, y los numerosos casos denunciados e investigados judicialmente
suponen un grave deterioro para la credibilidad de nuestras instituciones
públicas y para la calidad democrática de nuestro sistema de gobierno.
Valoramos
positivamente las iniciativas que desde la Unión Europea se han venido
adoptando en materia de prevención y lucha contra la corrupción, como el
informe anticorrupción elaborado cada dos años por la Comisión Europea,
pero entendemos necesario proceder, de forma decidida, al desarrollo de los
mecanismos contemplados en la
Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción de 2003.
Consideramos
oportuno que, al margen de las actuaciones de investigación y sanción que
llevan a cabo las estructuras policiales y judiciales, se impulsen
adecuadamente los mecanismos de prevención previstos por la Convención,
especialmente en el ámbito del sector público.
Si
bien la Convención
concede a cada Estado la facultad de desarrollar, conforme a su derecho interno,
los mecanismos señalados en la
Convención, entendemos que la Unión Europea, como signataria
de la Convención,
debiera asumir el impulso de una política común de los Estados miembros de la Unión en materia de
prevención y lucha contra la corrupción.
En
concreto, el artículo 8.4 de la
Convención establece una medida de prevención tendente a
posibilitar que los servidores públicos que trabajan en las diferentes
Administraciones sean agentes activos comprometidos en la prevención de la
corrupción, al señalar que “cada Estado
Parte también considerará, de conformidad con los principios fundamentales de
su derecho interno, la posibilidad de establecer medidas y sistemas para
facilitar que los funcionarios públicos denuncien todo acto de corrupción a las
autoridades competentes cuando tengan conocimiento de ellos en el ejercicio de
sus funciones”.
Entendemos
que esta fórmula de alertas éticas –conocida como whistleblowing en los países anglosajones- es la más efectiva
medida de prevención de la corrupción en el sector público, permitiendo evitar
que los abusos puedan llegan a producirse o consumarse. El especial compromiso
con la legalidad y el interés público que corresponde a los servidores públicos
los convierte en un importante elemento de prevención frente a posibles abusos
en el sector público, pero para que ello obtenga verdadera eficacia sería
necesario dotar a dicho personal de un régimen jurídico adecuado para cumplir
tan importante función.
Por
todo ello, nos dirigimos a esa Institución, para solicitarle que considere la
oportunidad de impulsar, a través de las iniciativas o sugerencias que estime
más oportunas, una actuación de las instituciones europeas encaminada al
desarrollo en todo el ámbito de la Unión
Europea –incluyendo las Administraciones Públicas de sus
Estados miembros- de las previsiones que contempla la Convención de Naciones
Unidas contra la Corrupción
dentro del sector público, y en particular de lo señalado en su artículo 8.4.
Agradeciéndole
de antemano su atención, reciba nuestro más atento y respetuoso saludo.
Julio
Guiral Pelegrín. Presidente de la
Asociación para la Defensade la Función Pública Aragonesa”
1 comentario:
Estupenda iniciativa. A ver si da resultados.
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