lunes, 1 de diciembre de 2014

COMBATIR LA CORRUPCIÓN Y LA POBREZA PARA CONSTRUIR UNA SOCIEDAD DECENTE.



El mes de diciembre nos trae, en su primera mitad, tres fechas relevantes como son los aniversarios de la Constitución Española (1978) y de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), y la celebración del Día Internacional contra la Corrupción, establecido por la ONU tras la aprobación de la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción en 2003.

Tanto la Constitución Española como la Declaración Universal de Derechos Humanos, a la que expresamente remite el artículo 10.2 de nuestra norma constitucional, se fundamentan en la dignidad del ser humano, en el respeto a su libertad y en el compromiso con sus condiciones básicas de vida. La defensa y promoción de la dignidad de las personas es condición necesaria para constatar la dignidad de las instituciones públicas, ya que en una democracia las instituciones públicas tienen como objetivo primordial asegurar las libertades y los derechos de los ciudadanos, entre ellos los que afectan a sus condiciones básicas de vida.

La fortaleza ética de nuestra vida pública –amenazada gravemente hoy por el fenómeno de la corrupción- es la mejor garantía para que las políticas públicas se diseñen y ejecuten de manera correcta, fijando entre sus objetivos la atención de las necesidades sociales de los ciudadanos. Una administración pública que pierde el sentido de su función y que olvida los valores éticos que deben inspirar la acción pública acaba por mostrarse indiferente a la suerte de los ciudadanos, abordando las situaciones de precariedad en que se encuentran tantas personas afectadas por la crisis económica con una ineficiencia y una frialdad burocrática inaceptables. La gestión del Ingreso Aragonés de Inserción realizada por el actual Gobierno de Aragón constituye un ejemplo claro de una gestión falta de compromiso con la legalidad y con las personas, de indiferencia hacia la dignidad de las personas afectadas.

Corrupción y pobreza son realidades indeseadas de nuestra sociedad actual, fruto de la crisis ética y económica que vivimos. Desde esta Asociación consideramos oportuno realizar una aproximación a ambos fenómenos y poner de manifiesto la relación directa que hay entre ellos, pues la corrupción genera pobreza económica y miseria pública. Debemos reaccionar contra ambas realidades, conscientes de que prevenir y combatir la corrupción pública y privada es una de las maneras más eficaces para resolver el problema de la desigualdad y la pobreza que hoy amenazan el bienestar y la cohesión de nuestra sociedad.

Para ello, junto con la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo de la Universidad de Zaragoza, hemos organizado una jornada de debate que tendrá lugar el próximo día 9 de diciembre, Día Internacional contra la Corrupción, en el Aula Magna de la citada Facultad, a partir de las 18:30 horas, con las intervenciones de profesores universitarios y representantes de Cáritas Diocesana de Zaragoza, que analizarán la incidencia de la corrupción en la economía y en la desigualdad social, la necesidad de fomentar la ética empresarial en el ámbito del sector privado y la realidad de la pobreza y la exclusión social en nuestra sociedad como resultado de la actual crisis económica.

Estamos plenamente convencidos de que los miembros de la función pública han de incorporar en su actividad diaria un compromiso inequívoco para prevenir y combatir la corrupción y para promover en todas las acciones públicas los derechos –civiles, políticos y sociales- de los ciudadanos que exige la afirmación de la dignidad humana de las personas. Porque la corrupción y la pobreza son dos obstáculos a vencer para poder avanzar en la construcción de una sociedad decente.

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