martes, 10 de diciembre de 2013

LUCHA Y CELEBRACIÓN POR LOS DERECHOS HUMANOS: HOMENAJE A NELSON MANDELA.



Como cada año, pero sin que ello implique la menor concesión a la rutina, esta Asociación celebra en los primeros días de diciembre tres fechas que cuentan con la máxima significación para nosotros, como son el aniversario de la Constitución Española de 1978, aprobada por los españoles en el referéndum celebrado el 6 de diciembre de 1978, el Día Internacional contra la Corrupción, instituido por Naciones Unidas el 9 de diciembre con motivo de la aprobación de la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción en 2003, y el Día Internacional de los Derechos Humanos, que celebramos hoy para conmemorar la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada en 1948 por la ONU.

Como diría Nelson Mandela, todos debemos buscar inspiración para alcanzar la mejor versión de nosotros mismos y contribuir así a los objetivos de libertad, paz y convivencia que representan cada nación y, por extensión, el planeta entero.

Esta Asociación para tratar de llevar adelante sus fines de promoción y defensa de los valores constitucionales de la función pública, entre los que destacan la legalidad, la profesionalidad y la ética pública, busca cada año inspiración en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en nuestra Constitución, en cuyos textos se han condensado el horizonte ético y el marco legal precisos para el respeto a la dignidad humana, con la formulación de los derechos humanos que corresponden a todas las personas y de los derechos fundamentales que nuestra norma suprema reconoce a los ciudadanos españoles, en su mayor parte extensibles a las personas de otras nacionalidades que residen en nuestro país.

Pero también nuestra actividad busca inspiración en la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción, pues el abuso del poder público para favorecer fines privados constituye una de las mayores amenazas para el progreso de los derechos humanos en el mundo y para la salvaguarda de los derechos fundamentales en nuestro país, al provocar una indebida patrimonialización de las instituciones y de los bienes públicos que menoscaba la calidad de nuestra democracia y limita los progresos necesarios para la realización de los principios de libertad, igualdad y justicia que proclama nuestra Constitución.

Las fechas conmemorativas de todas estas declaraciones han coincidido este año con otro acontecimiento que, lejos de eclipsarlas, les ha venido a dar una especial significación: la muerte de Nelson Mandela, cuya estatura moral como luchador contra el apartheid y como artífice de una Sudáfrica democrática, lo han convertido a los ojos de todo el mundo en el ejemplo máximo de la lucha y la celebración de los derechos humanos, en el defensor de la dignidad humana de todos, incluidos los antiguos opresores, y en el promotor de reglas de convivencia y de respeto capaces de generar una realidad nueva liberada del lastre del pasado, exenta de rencores y humillaciones. Mandela logró transformar, con su enorme sacrificio personal y su autoridad, un régimen de injusticia y opresión en una sociedad decente, donde los nuevos poderes públicos de la República Sudafricana jamás debían humillar a ninguno de sus ciudadanos, cualquiera que fuera su condición.

La libertad de Nelson Mandela fue durante décadas uno de los objetivos de todos los activistas de derechos humanos del mundo y una causa que aunó a ciudadanos de todo el planeta, al simbolizar la lucha contra uno de los regímenes menos respetuosos de los derechos humanos, al institucionalizar la segregación racial y la dominación de la minoría blanca sobre la mayoría negra del país.

Por ello, Nelson Mandela ha logrado aunar, de manera irrepetible, la lucha de los derechos humanos –el rechazo al apartheid y la exigencia de su liberación- y la celebración de su conquista –el establecimiento de una democracia donde minoría opresora y mayoría oprimida pasan a ser conciudadanos con igual dignidad, aunque las condiciones de vida sigan siendo todavía muy desiguales-, y por dicho motivo la mejor manera de reivindicar hoy la plena vigencia del contenido ético de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la necesidad de hacer extensivos sus valores a todas aquellos países del planeta donde persiste su violación sistemática, es homenajear la figura de Nelson Mandela y buscar inspiración en su ejemplo de compromiso y de responsabilidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonito homenaje.