domingo, 31 de octubre de 2010

HOMBRES QUE FORJARON LA DIGNIDAD DE UN PAÍS.

La reciente muerte de Marcelino Camacho, principal impulsor de Comisiones Obreras en plena dictadura franquista, cuando reivindicar la libertad sindical en España constituía un delito castigado con años de cárcel, ha servido para poner de manifiesto el respeto general de los españoles a una persona que, con su lucha y su ejemplo, contribuyó no sólo a devolver la libertad y la democracia a este país, sino también algo tanto o más importante, como es la dignidad, esa dignidad que no permite al ser humano más que vivir en una sociedad con libertad y justicia, y le fuerza a reclamarlas y a preservarlas en todo momento, sin importar el precio que ello conlleve.

Esta Asociación no puede, por ello, dejar de tributar también su homenaje a una de las figuras más emblemáticas de nuestra transición política, y recordar y celebrar su constante ejemplo de coraje, de coherencia y de generosidad, valores que debieran seguir siendo fuente de inspiración permanente para todos los demócratas españoles, orgullosos de disfrutar de nuestro actual régimen de libertades, pero cuidadosos y vigilantes para que la confianza ciudadana en las instituciones políticas, la convivencia y la cohesión social se fortalezcan día a día y no cedan -no se doblen, como decía Camacho- ante el permanente riesgo de la corrupción pública, la desafección política, el cinismo social o la insolidaridad. Especialmente, en tiempos de crisis económica como los que nos tocan vivir en estos momentos.

A todos los que eluden el compromiso con los valores de nuestro ordenamiento constitucional frente a un poder democrático como el actual -tan distinto de la dictadura a la que se enfrentó Marcelino Camacho-, y desisten de la defensa de la legalidad y de la justicia, sería preciso recordarles que la lucha por el derecho es la esencia de la dignidad humana, y que nuestra renuncia cotidiana a reclamar y defender la vigencia de los valores constitucionales constituye una censurable dejación de nuestra ciudadanía y un pésimo tributo a quienes sacrificaron su vida para que nosotros disfrutásemos de condiciones dignas de vida.

Hay compromisos intergeneracionales, que afectan a muchos ámbitos de la vida, no sólo al medio ambiente -como es el legar un planeta vivo a las generaciones futuras-,y uno de esos compromisos es tomar el testigo de la defensa de la dignidad humana de las generaciones que nos han precedido, con la disposición necesaria para afrontar las incomodidades y molestias que dicha labor conlleve, sin ceder a las presiones -burdas o sutiles- que provengan del poder político. Sin tomar en cuenta los ataques que por tal compromiso se puedan sufrir, como a veces sufre esta Asociación por paradójico que resulte, de los que, al frente de Comisiones Obreras en la DGA, se consideran hoy, justamente, herederos de Marcelino Camacho.

Hay hombres que son patrimonio de todos -lo es José Antonio Labodeta y también Marcelino Camacho-, porque han contribuido a forjar la dignidad del país al que pertenecemos y su vida forma ya parte de nuestro común acervo de ciudadanía. Honrar su memoria con nuestros actos es, por ello, compromiso de todos, pero especialmente de quienes continúan su trabajo y su labor dentro del sindicato que fundó.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

La lucha por el Derecho no es hoy ni menos comprometida, ni menos difícil, ni menos peligrosa que lo era en tiempos de Franco. No es el mismo peligro, pero también se arriesga. Ya lo creo.

Anónimo dijo...

Oyes... Que me dicen que la Eva ha cesado al Brun. Oyes... pues no es tan mala, kó. Empezar, empieza bien.

Anónimo dijo...

La nueva especie (Bwanaminus directivus) fue bautizada con ese nombre cuando nuestros investigadores se percataron de que su fiereza, implacable con su manada una vez se convierte en el individuo dominante, se torna mansedumbre cuando trata con alguien de la misma variedad directivus pero con mayor rango (o sea, que manda más), que suele recordarle cuando lo vé: “¿te apetecería volver a ver pacientes?”, a lo que el Bwanamino oregonensis, variedad directivus contesta (habitualmente aterrorizado): “Bwana … a mí no”.

Heraldo de Oregón, siempre al sevicio de la ciencia y de los oregoneses.

Anónimo dijo...

¿Nos dedicamos ahora a la hagiografía?

Anónimo dijo...

Cuando supe que había muerto Marcelino Camacho tuve un gran disgusto. Me caía bien. Se iba uno de los iconos de la Transición. El sindicalista con jersey de cuello alto que defendía con firmeza sus convicciones. Fue uno de los protagonistas del complejo proceso que ideo y dirigió el Rey con éxito. Camacho me caía bien. Por regla general nunca me han gustado los comunistas, aunque fui amigo del Guti. El comunismo es una de las mayores abominaciones de la historia. Un totalitarismo que ha destrozado todas las naciones que ha gobernado. Es cierto que hay comunistas bien intencionados y cuyas ideas son honorables. El desaparecido fundador de CCOO era uno de ellos. Ahora hay mucho antifranquista de boquilla, pero mientras vivió el general eran muy pocos los que estaban dispuestos a defender lo que ahora todos compartimos. Camacho y su familia pagaron un alto precio por su compromiso político . Por ello, aunque no coincido con sus ideas, le honro y le admiro.

Cefas.
LA RAZON.

Anónimo dijo...

Finalmente, la enfermedad pudo con él. Marcelino Camacho, histórico líder de CCOO, falleció ayer a los 92 años, después de dedicar toda una vida a la lucha por las libertades y los derechos de los trabajadores. Su impresionante biografía, que incluye 14 años en las cárceles franquistas y 13 de exilio, adquiere unas dimensiones extraordinarias en estos tiempos enrarecidos en los que las conquistas sociales, y la propia democracia, se encuentran amenazadas por el creciente poder de los grandes capitales y el deterioro progresivo de valores fundamentales como la integridad y la honestidad. Unos tiempos inquietantes en que los sindicatos son objeto de feroces campañas de difamación por osar rebelarse contra el abaratamiento del despido o el aumento de la edad de jubilación.

La grandeza de Marcelino Camacho es que a su faceta de sindicalista y luchador contra la dictadura sumaba otra no menos importante: la de ciudadano ejemplar. La de buena persona, en el sentido machadiano de la expresión. En unos tiempos de locura inmobiliaria y gürtelismos a la orden del día, vivió durante casi 60 años en su humilde piso del barrio madrileño de Carabanchel hasta que, hace muy poco tiempo, se vio obligado a trasladarse a una casa baja para desplazarse con más facilidad en su silla de ruedas. Sus ingresos eran los 1.500 euros que sumaba la pareja con sus pensiones. Y se consideraba un hombre afortunado que tenía el deber de luchar por los demás. Marcelino Camacho deja como legado una trayectoria vital que le honra y de la que no muchas personas podrían presumir.

MARCO Schwartz.
PUBLICO.

Anónimo dijo...

Era tan duro que le dieron por muerto una vez y no les hizo caso. Marcelino Camacho era también íntegro, uno de esos tipos extraños que no cambian de mujer –Josefina decía ayer en su velatorio que quería ser tan fuerte como él- ni de piso, aunque al final tuviera que dejar su cuchitril del madrileño barrio de Carabanchel para mudarse a una casa baja apta para su silla de ruedas. El 30 de septiembre le visitó Nicolás Redondo y los dos grandes líderes sindicales que ha tenido este país pudieron mirarse a los ojos por última vez.

Al pensar en Marcelino el recuerdo le devuelve a uno una imagen de invierno, con esos jersey de punto que le hacía Josefina desde sus tiempos de la cárcel. Era una persona obsequiosa, que antes de cada rueda de prensa estrechaba la mano de todos los periodistas, como si quisiera agradecerles su presencia. Dicen ahora de Camacho que fue el artífice de la modernización sindical, y es verdad, aunque en su última etapa como secretario general de CCOO le tacharan de antiguo y huyeran de sus peroratas. Sus proclamas contra el capital y la gran banca sonaban entonces a otro tiempo, que como se ha visto no era el pasado sino este presente de la crisis y las hipotecas subprime.

Como viene a ser habitual en la izquierda, la organización que él mismo había creado le maltrató, incapaz de reconocer que se encontraba ante la figura más importante de su propia historia. Le reprochaban que no hubiera sabido retirarse porque, habiendo tomado su delfín, Antonio Gutiérrez, distancia del PCE, él seguía acudiendo al comité central con un discurso opuesto a la dirección de CCOO. Habría debido ser el presidente de honor del sindicato hasta su muerte, pero esa incapacidad para distinguir al hombre del mito lo impidió.

Los que abominan del sindicalismo deberían repasar la trayectoria de Marcelino, a quien, prafraseándole, ni doblaron, ni doblegaron ni pudieron domesticar. Este rebelde de 92 años era un abuelo que se dejaba querer. Al dejar las riendas del sindicato, quienes seguíamos la información laboral le entregamos la escultura de una paloma en una cena-homenaje. Le sigo viendo de pie, emocionado, mientras Josefina le pelaba la manzana del postre. “¿Qué vas a hacer ahora?”, le pregunté. “Seguir luchando –me dijo-. Tengo toda la vida por delante”.

JUAN CARLOS ESCUDIER.
PUBLICO.

Anónimo dijo...

Era un hombre muy humilde, muy sonriente, muy campechano, un marxista que muy bien pudo estar en la lista del santoral cristiano. Formó parte de aquella ínfima minoría de héroes desconocidos, hombres errantes del destierro, militantes del partido de los fusilados, que con los puños abiertos inventaron palabras que se habían olvidado: Constitución, Amnistía, reconciliación, sindicatos democráticos.

El jersey de Marcelino Camacho hecho al punto por su compañera Josefina, es como una bandera del movimiento obrero universal. Creó Comisiones Obreras, que fue un arma esencial para la democracia, era un sindicato abierto, nada sectario, que peleó en las fábricas y en las calles, primero por la libertad; y después contribuyó con su sentido del pacto social a la consolidación de la economía en los Pactos de La Moncloa.

Siempre consideró a UGT no como un sindicato adversario sino como un sindicato hermano, en un momento de la santa transición muchos militantes de CCOO ingresaron en UGT para fortalecer y consolidar el sindicato socialista.

Marcelino Camacho sería lo que en los EEUU llaman un "padre fundador". Pero no era un puritano del Mayflower sino un chapado en las cárceles del franquismo, que fue la universidad de la democracia.

Una leyenda: hubo manifestaciones en las calles europeas para exigir su libertad.

RAUL DEL POZO.
EL MUNDO.

Anónimo dijo...

"Si uno se cae, se levanta inmediatamente y sigue adelante". Esta fue una de las últimas frases que pronunció el fundador de Comisiones Obreras, Marcelino Camacho, poco antes de morir en la madrugada del viernes, cuando pasó a visitarle una vecina. Lo contó ayer su viuda, Josefina Samper, en el emotivo y multitudinario acto de despedida y homenaje que miles de personas le tributaron ayer en Madrid, delante de la Puerta de Alcalá, poco antes de recibir sepultura en el cementerio civil de La Almudena.

El espíritu de lucha y la coherencia --"siempre adelante, y siempre a la izquierda" era su lema-- fueron las virtudes de Marcelino Camacho que destacaron todos los oradores en el acto: la escritora Almudena Grandes; el hijo de Camacho, Marcel; el secretario general del PCE, José Luis Centella y el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo. Este subrayó "el reconocimiento unánime de toda la sociedad" hacia el fundador de CCOO y al aludir a la amplitud de las condolencias recibidas, "desde su peluquero hasta la Casa Real", provocó un conato de abucheo en un público donde dominaban las banderas republicanas y del PCE.

Con su imagen frágil de una mujer de 82 años y su sonrisa dulce, casi siempre mojada en lágrimas, la viuda de Marcelino polarizó todo el cariño que los asistentes querían mostrar hacia el fallecido. ¡Josefina, Josefina! coreaban los asistentes que no podían resistir la emoción cada vez que ella se sumaba al canto de La Internacional ya fuera con el puño derecho en alto, con un gesto de abrazo o con las manos abiertas animando a cantar más alto. O cuando sonaba la voz de Lluis Llach cantando Ítaca.

La comitiva fúnebre había partido de la sede de CCOO de Madrid, donde estaba instalada la capilla ardiente. El ataúd fue cubierto por sendas banderas del PCE y de CCOO. La primera de ellas la había llevado, doblada, la propia Josefina.

EL PERIODICO DE ARAGON.

Anónimo dijo...

En una comunidad (Andalucía) en la que los socialistas siempre han dominado el pulso de la calle, se suceden ahora las protestas contra el Gobierno andaluz, con la Función Pública como colectivo más belicoso. ¿Cómo es posible que los funcionarios, con sueldo garantizado, se revuelvan contra el Gobierno? Para reducir el colosal entramado administrativo de la Junta, Griñán ha optado por reducir las empresas públicas, un entramado paralelo que absorbe ya más del 60% del gasto de la Junta y donde se han realizado durante años las contrataciones «a dedo» que la estricta ley de contratos impedía en las consejerías. Para no despedir a los más de 25.000 contratados de estas empresas —muchos de ellos con escasa preparación—, el Gobierno pretende hacerlos funcionarios, lo que ha indignado a aquellos que obtuvieron su plaza por oposición. Y electoralmente no es cuestión baladí, porque Andalucía tiene 450.000 funcionarios.

Anónimo dijo...

No parecen muy cordiales las relaciones con Comisiones Obreras, ¿o me equivoco?

Anónimo dijo...

Eso deduzco de esta nota.

Anónimo dijo...

NUEVO HOMENAJE AL LÍDER SINDICAL.

La Asociación para la Defensa de la Función Pública Aragonesa destaca la figura de Marcelino Camacho.

Publicado en diarioaragones.com

Anónimo dijo...

A través de un comunicado, la organización destaca los valores que defendió el líder sindical en su contribución a la devolución de la libertad tras el franquismo.

La Asociación para la Defensa de la Función Pública Aragonesa se solidarizó ayer con la muerte del fundador de Comisiones Obreras, Marcelino Camacho. En un comunicado la organización destaca que el fallecimiemiento del sindicalista "ha servido para poner de manifiesto el respeto general de los españoles a una persona que, con su lucha y su ejemplo, contribuyó no sólo a devolver la libertad y la democracia a este país, sino también algo tanto o más importante, como es la dignidad, esa dignidad que no permite al ser humano más que vivir en una sociedad con libertad y justicia, y le fuerza a reclamarlas y a preservarlas en todo momento, sin importar el precio que ello conlleve".

La asociación hace hincapié en que los valores de Camacho "debieran seguir siendo fuente de inspiración permanente para todos los demócratas españoles, orgullosos de disfrutar de nuestro actual régimen de libertades, pero cuidadosos y vigilantes para que la confianza ciudadana en las instituciones políticas, la convivencia y la cohesión social se fortalezcan día a día y no cedan ante el permanente riesgo de la corrupción pública"

También la organización destaca en el comunicado que "hay hombres que son patrimonio de todos -lo es José Antonio Labodeta y también Marcelino Camacho-, porque han contribuido a forjar la dignidad del país al que pertenecemos y su vida forma ya parte de nuestro común acervo de ciudadanía. Honrar su memoria con nuestros actos es, por ello, compromiso de todos, pero especialmente de quienes continúan su trabajo y su labor dentro del sindicato que fundó".

diarioaragones.com

Anónimo dijo...

Es un buen comunicado.

Anónimo dijo...

Imagino que sincero.

Anónimo dijo...

No conviene perder los referentes éticos de nuestra sociedad.

Anónimo dijo...

Aunque no compartamos algunas de sus militancias.

Anónimo dijo...

creo que este comentario está realmente inspirado, mis felicitaciones