miércoles, 28 de febrero de 2018

HACIA LA ASAMBLEA ANUAL DE LA ASOCIACIÓN.



Nuestra Asociación se encamina hacia la celebración, el próximo mes de marzo, de su asamblea anual, tras cumplir once años de existencia y actividad en defensa de la legalidad, la profesionalidad y la ética pública en el seno de las Administraciones Públicas. Sin duda, con menos resultados de los deseados, pero hay tareas en las que por encima del resultado importa la actitud y el compromiso. Y es esa actitud y compromiso los que queremos reafirmar en la próxima asamblea del 13 de marzo. 

Queda a nuestras espaldas un largo recorrido de logros y de reveses judiciales y administrativos, y la conciencia inequívoca de que estamos muy lejos todavía de un modelo de Administración plenamente comprometido con la legalidad y los valores constitucionales, de una Administración al servicio del Estado de Derecho y de los ciudadanos, de una Administración en la que imperen como virtudes públicas la profesionalidad y el servicio al interés público, en la que la fortaleza ética de sus miembros y de su organización sean un dique sólido para los riesgos reales de la corrupción y de patrimonialización de lo público, de uso indebido e ilegítimo de los recursos públicos. Una Administración que sea agente de igualdad, cohesión social y de profundización democrática. Una Administración que sea factor de dinamización y progreso y no freno y lastre para el avance de la sociedad.

Y porque estamos lejos todavía de ese horizonte que nos marcamos como fin de nuestra actividad, desde un compromiso permanente de control y de exigencia, no podemos sino reafirmarnos y redoblar en nuestro esfuerzo y en nuestro trabajo, sin dejarnos llevar por el clima general de desistimiento, de resignación y de fatalismo. Las cosas tienen remedio si hay voluntad de corregir las deficiencias, las disfunciones, los incumplimientos, si hay deseo de reaccionar frente a lo que es la banalización de la ilegalidad, cada vez más arraigada en nuestra función pública, con toda su carga letal y deslegitimadora.

Vamos a seguir trabajando por el respeto al derecho de acceso a la función pública, como derecho fundamental que refuerza el carácter democrático de la Administración, que simboliza su configuración, desde los principios de igualdad, mérito y capacidad, como estructura propia del Estado de Derecho, como organización que sirve con objetividad al interés general, y vamos a seguir reclamando coherencia con todos los valores proclamados en las normas que ordenan la actividad de la Administración, para que el ser y el deber ser de la función pública salven la brecha que existe hoy en todo lo que observamos. Sin resignación, sin ceder a otros valores o intereses distintos a los que dan sentido a nuestra labor de servidores públicos.

1 comentario:

Anónimo dijo...


No hay quien aguanta el desgaste de enfrentarse a la arbitrariedad constante!