jueves, 8 de diciembre de 2011

LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN: UN COMPROMISO CÍVICO IMPRESCINDIBLE.

Tanto la vida democrática -el buen funcionamiento de las instituciones- como la actividad económica de un país se fundamentan, en gran medida, en algo tan inmaterial como es la confianza -la confianza de los ciudadanos y la confianza de los mercados-, lo que tiene que ver con la credibilidad y con la transparencia, con la competencia y con la rendición de cuentas: todo ello nos remite, en suma, a las nociones de calidad democrática y ética pública.

Aragón y el conjunto de España han vivido experiencias agudas de corrupción pública -basta para constatarlo el hecho de que la sombra de la corrupción ya ha llegado a alcanzar a miembros de la familia real, curiosamente en relación con actuaciones de gobiernos autonómicos-, y las reacciones de los partidos políticos encargados de expresar o canalizar la voluntad política de los ciudadanos ha sido particularmente tibia ante la crudeza del fenómeno. Lo mismo cabría decir de los sindicatos y de tantas otras entidades sociales que apenas han reaccionado ante la asfixiante realidad del abuso del dinero público y el fraude a los ciudadanos llevado a cabo por numerosos responsables públicos. ¿Nada tienen que decir los empresarios o los colegios profesionales ante una realidad que mina los mismos cimientos de la convivencia social?

Desde esta Asociación hemos considerado siempre prioritaria la adopción de una estrategia de denuncia de la corrupción -incluidos aquellos supuestos que afectaban al régimen retributivo de la función pública y que, a primera vista, pudieran parecer beneficiosos para los empleados públicos, como si la corrupción pudiese traer algún beneficio para alguien-, y hemos reclamado siempre el importante papel que corresponde jugar a los servidores públicos -es decir, a la función pública- en la prevención y lucha contra la corrupción. Difícilmente puede gozar de confianza ciudadana una función pública que no esté plenamente comprometida contra el abuso de poder y la corrupción pública, en todas sus posibles manifestaciones.

En la labor desarrollada en este campo hemos podido constatar una gran negligencia o desidia por parte de las instituciones en la corrección de prácticas irregulares o utilización fraudulenta de recursos públicos -baste recordar, como ejemplos más significativos, la reacción de la Fiscalía de Aragón en el caso de los asesores ficticios del Gobierno de Marcelino Iglesias, práctica que servía para poner sueldo público a personas que no realizaban actividad alguna en los puestos que formalmente ocupaban, o la pasividad de todos los Grupos Parlamentarios de las Cortes de Aragón ante la petición de esta Asociación de que se crease una Comisión de Investigación para esclarecer tal situación-, y todo ello traslada inevitablemente un mensaje desalentador a la sociedad: la corrupción es un mal que se consiente y, si tal actitud no se corrige, irá ganando terreno constantemente, hasta alcanzar a todas las instancias de la sociedad.

Frente a la tibieza mostrada por tantos responsables públicos ante el fenómeno de la corrupción -por no hablar de quienes negaron la existencia de corrupción en Aragón, como hizo un Consejero de Presidencia del Gobierno de Marcelino Iglesias, declaración hoy radicalmente desautorizada por el hecho de que dos de sus entonces asesores se hallen bajo investigación judicial por su gestión pública como alcaldes-, desde esta Asociación queremos promover el rechazo cívico radical a la corrupción -a quienes la practican y a quienes la toleran, a quienes la justifican y a quienes la silencian-, sumándonos a la tolerancia cero que propugna la Organización de Naciones Unidas.

La corrupción socava la democracia, arruina el Estado de Derecho, empobrece la economía y envilece a las personas, quiebra las relaciones de confianza entre los ciudadanos y priva de autoridad moral y deslegitima a quienes ejercen responsabilidades públicas. La corrupción ataca los cimientos de la vida social y nuestro proyecto de vida en común, generando ruina e injusticia, desafección política y cinismo social.

Constituye un compromiso cívico imprescindible el reaccionar lo más activamente posible contra la corrupción -tanto pública como privada-, pero a los servidores públicos les corresponde una especial responsabilidad en esa lucha, por el hecho de tener atribuido el ejercicio de funciones públicas y ser una de sus tareas la buena administración de los recursos públicos, asegurando su buen uso y su eficiente aplicación a fines de interés público.

En la víspera de la celebración del Día Internacional contra la Corrupción parece oportuno llamar la atención sobre el fenómeno de la corrupción -casos como La Muela o ASAEL siguen sin concluir- y sobre la necesidad de que la ética pública que compartimos como ciudadanos se fortalezca con actitudes y medidas como las propugnadas por la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción, aprobada en 2003 y ratificada por España en 2006, cuyo grado de desarrollo en Aragón y en el conjunto de España sigue siendo claramente insuficiente.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Este viernes 9 de diciembre se celebra el “Día Internacional contra la Corrupción”, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, en su discurso comentó que “la corrupción aflige a todos los países, minando los progresos sociales y alimentando la desigualdad y la injusticia”. Al respecto el escritor Roberto Saviano, autor de La Gomorra, destacó en la Universidad de Nueva York que en el caso de Italia, al menos 500 millones de euros que deberían pertenecer al país, son robados mediante la corrupción y reciclados en los bancos estadounidenses.

Según Sabiano, quien habló una conferencia en Estados Unidos, en estos actos de corrupción la criminalidad involucra a bancos importantes que se prestan para el lavado de dinero, informó hoy Repubblica.

Unos 500 millones de euros que deberían pertenecer al país, son reciclados en los bancos estadounidenses, agrega el escritor según Repubblica, y señala que al menos esto fue lo que sucedió durante el último Gobierno, que se alejó del poder y de las responsabilidades.

Ban Ki-moon por su parte hizo un llamado a todos los ciudadanos y gobiernos a comprometerse en asumir la parte que les corresponde para erradicar este delito, instó a avergonzar a quienes lo practican y generar una cultura que valore el comportamiento ético.

Ban Ki-moon también destacó que cuando las personas e instituciones corruptas roban fondos, están afectando a los más vulnerables y privándolos de posibilidades de educación, atención de salud y otros servicios básicos.

El secretario Ban también comentó que todos los ciudadanos tienen la responsabilidad de poner las manos a la obra para combatir el cáncer de la corrupción.

La corrupción distorsiona los mercados, incrementa los costos para las empresas y, en última instancia, castiga a los consumidores. Las empresas pueden crear una economía mundial más transparente adoptando iniciativas de lucha contra la corrupción.

Anónimo dijo...

Invitamos a todos los ciudadanos del mundo y a las instituciones privadas y gubernamentales a apagar la luz un minuto contra la corrupción el día 9 de diciembre a las 9 de la noche.

¡Un minuto sin luz contra la corrupción!.

Anónimo dijo...

9 de diciembre - Marcha Mundial Contra la Corrupción

Anónimo dijo...

El objetivo de Naciones Unidas al declarar este día fue crear conciencia del problema, pero también de la Convención Internacional contra la Corrupción (http://www.un.org/es/events/anticorruptionday/), un instrumento con el que los países del mundo se pusieron de acuerdo para generar reglas, organismos gubernamentales y sistemas de cooperación internacional que ayuden a prevenir, detectar y sancionar los hechos de corrupción. Sin embargo, aún falta mucho por hacer, y esos mismos países que se pusieron de acuerdo para hacer este acuerdo, aún deben nuevos esfuerzos para lograr un efectivo sistema de seguimiento con transparencia y participación ciudadana (ver http://www.uncaccoalition.org/).

Anónimo dijo...

Hay que hacer más contra esta lacra.