martes, 13 de julio de 2010

HACIA DÓNDE CAMINA LA ADMINISTRACIÓN ARAGONESA.

La crisis económica pone a prueba la solvencia de las organizaciones privadas y públicas, incluyendo lógicamente a las Administraciones Públicas. Frente a las dificultades salen a la luz, de forma inesperada, las debilidades antes disimuladas u ocultas. Gobernar y gestionar los intereses públicos constituyen una constante necesaria en toda sociedad, son tareas de las que no es posible dimitir o abdicar por parte de las instituciones: tales funciones han de ejercerse en todo momento, especialmente en circunstancias de riesgo y desconcierto.

Liderazgo y fortaleza de la organización, estructura sólida y compromiso profesional son elementos que, en las actuales circunstancias, se echan enormemente de menos en el seno de las Administraciones, por parte de un gran número de los servidores públicos. La Administracione Pública de la Comunidad Autónoma ofrece, en estos momentos, la imagen de una organización debilitada, con una enorme carencia de liderazgo político y técnico. Los ciudadanos pueden creer que hay gobierno en la Comunidad Autónoma, pero resulta más difícil para los funcionarios públicos creer que existe dirección en la Administración autonómica.

Una falta total de comunicación, de fijación de objetivos, de fortalecimiento de la imprescindible cohesión en los niveles sucesivos de la gestión pública da idea del nivel de abandono o desentendimiento a que ha llegado el Gobierno de Aragón en relación a la Administración que está llamado a dirigir. La vacante del responsable de la Dirección General de Organización, Inspección y Servicios, en un momento que exige necesarias reformas en las estructuras y en los procedimientos de actuación, evidencia la falta de impulso político que padece la Administración autonómica.

La carencia de todo programa de modernización es una prueba concluyente del abandono sufrido por la Administración autonómica durante las legislaturas del gobierno de coalición PSOE-PAR. Este equipo de Gobierno ha querido prescindir, en todo lo posible, de la estructura administrativa y de los funcionarios públicos, optando por un desarrollo alternativo de entidades y empresas públicas como principales ejecutoras de los proyectos impulsados. Inversiones públicas sacadas del ámbito de la Administración y opacidad en la gestión pública y en la contratación de personal han sido notas distintivas de una estrategia que la crisis económica parece venir a quebrar. La aventura empresarial del Gobierno de Aragón parece próxima a su fin. Como la de tantos otros equipos autonómicos y locales en España.

¿Vuelve, por lo tanto, la hora de la Administración Pública? Es posible, pero se ha de ser consciente de que ésta se encuentra en un mal momento, después de tantos años de abandono y pérdida de valores. Las actuales circunstancias requieren una gran dosis de prudencia. La austeridad puede servir a muchos de coartada para lograr lo que no se logró con las empresas públicas, aunque se avanzaba en esa dirección, como es liquidar la función pública. Urge recuperar el valor y la razón de ser de las Administraciones Públicas y recuperar el papel decisivo que corresponde jugar a la función pública en la realización del Estado de Derecho y en la garantía de los derechos de los ciudadanos. Los servidores públicos han de ser conscientes del momento que vivimos y no evadirse de la responsabilidad personal y colectiva que les corresponde en la regeneración de la Administración Pública. Mucho menos los políticos, a los que los ciudadanos han de recordar que, entre sus principales responsabilidades, está la de dirigir la Administración y hacerse responsables de su nivel de calidad y rendimiento. ¿Es mucho pedir?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿De nuevo vamos camino de nada?

Anónimo dijo...

La historia se repite, ya se ha dicho.

Anónimo dijo...

Camina hacia el cachondeo nacional.
Claro que urge recuperar el valor y la razón de ser de las Adms Pcas y recuperar el papel decisivo que corresponde jugar a la función pública en la realización del Estado de Derecho y en la garantía de los derechos de los ciudadanos y de los propios funcionarios, esos sufridos seres raros ninguneados, vejados y mangoneados por los caprichos de unos cuantos “señores”, amos y dueños de esa cosa mal llamada Admon Pca. que efectivamente no solo han prescindido de la estructura administrativa y de los funcionarios públicos sino que la manipulan a su antojo y en provecho propio

Anónimo dijo...

¿Pero quién lo ha dicho?