Razones
de diferente índole han venido retrasando la celebración de la asamblea anual
de la Asociación,
en la que, además de renovar parcialmente la Junta Directiva –incluidos los
cargos de Presidente y Tesorero-, deberemos proceder a revisar los contenidos
del Documento de Propuestas de Buen
Gobierno y Buena Administración que aprobamos al comienzo de la presente
legislatura, y cuyas propuestas siguen siendo válidas en su práctica totalidad,
dados los escasos avances institucionales que se han producido en materia de
regeneración democrática y profesionalización de la función pública.
Frente
a quienes sufren la tentación de desistir al observar la lentitud de los
avances, por dificultades objetivas o por falta de verdadera voluntad política,
o al detectar incluso retrocesos en el funcionamiento de la función pública y
en la calidad democrática de nuestras instituciones, que lleva a pensar en la
inutilidad de cualquier esfuerzo que pueda realizarse para invertir la
tendencia actual, desde esta Asociación insistimos en la necesidad de
mantenernos firmes en nuestras exigencias y planteamientos, aunque los vientos
no soplen a favor. Justamente, en circunstancias adversas es cuando más
necesario resulta mantener el rumbo y perseverar en el esfuerzo, tanto personal
como colectivo.
Los
ciudadanos –entre los que debemos entendernos incluidos los servidores públicos-,
las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación hemos de
procurar que las organizaciones políticas y los responsables institucionales
incluyan en sus objetivos prioritarios y en sus modos de actuación y desempeño
el fortalecimiento de todos los valores democráticos y la indispensable
regeneración institucional.
Hemos
de reclamar que los “corruptos” que han desvirtuado el papel que corresponde a
la política en la búsqueda de soluciones a los problemas comunes y han deslegitimado
en gran medida a nuestras instituciones democráticas, instrumentalizándolas al
servicio de sus intereses personales y de su afán de lucro ilegítimo, sean
expulsados de la vida pública, juzgados por todos sus abusos, inhabilitados y obligados
a reintegrar todo el dinero público del que se han apropiado. Esa obligación de
reintegro debe alcanzar también a las organizaciones (en particular, partidos
políticos) que se han beneficiado de la gestión irregular de sus cargos políticos.
La
corrupción es amplia y ramificada y la lucha contra la arbitrariedad del poder
político –en cualquiera de los campos en que se produzca- es una contribución válida
en la estrategia global contra la corrupción, en la que debemos sentirnos
involucrados todos los ciudadanos, pues nuestra actitud es el más poderoso
anticuerpo de la democracia para imponerse frente a quienes hacen de la
actividad política mera oportunidad para el enriquecimiento personal y la degradación
de nuestras instituciones públicas.
La
defensa de la legalidad, es decir, la exigencia de que todos los poderes públicos
actúen con pleno sometimiento a la ley, sin excepciones, es la primera y
principal contribución a la prevención y lucha contra la corrupción, y en ello
está y seguirá estando comprometida esta Asociación, al margen de que sus
actuaciones e iniciativas puedan resultar más o menos acertadas, puedan obtener
o no algún resultado. Defender la
legalidad es un compromiso ineludible para todo servidor público y debiera
serlo para todo ciudadano que desea contribuir a la calidad de la democracia.
ResponderEliminarCristina Cifuentes: "El tiempo de los corruptos ha llegado a su fin en la Comunidad de Madrid"