Entre
las instituciones públicas y los ciudadanos particulares cabe articular un
espacio de organización cívica, constituido por el conjunto de asociaciones y
entidades que agrupan a a un creciente número
de particulares para intervenir en el debate público, no con el afán de acceder
al poder político, sino con la única pretensión de someterlo a control social y
ciudadano, reclamando una clara rendición de cuentas, tanto de las decisiones
adoptadas como de los resultados obtenidos.
El
acierto de una decisión no lleva implícita necesariamente su correcta ejecución.
Decisiones y gestión o ejecución de las mismas son dos ámbitos bien
diferenciados de control, con un evidente protagonismo de la administración pública
en la ejecución de las políticas públicas aprobadas.
Bien
está el control parlamentario y el control jurisdiccional, sin los cuales no
podríamos hablar propiamente de un Estado democrático y de un Estado de
Derecho, y hemos de reclamar su correcto funcionamiento, pero el papel activo y
crítico de la ciudadanía organizada –articulando la sociedad civil- es esencial
para la fortaleza de todo sistema político y para su salud democrática.
Los
ciudadanos no pueden desentenderse de la defensa de la libertad y del interés público,
pues toda democracia reclama un adecuado equilibrio entre la confianza y el
control –es decir, la desconfianza-, para evitar que los responsables políticos
que han recibido la confianza de los ciudadanos olviden su pleno sometimiento a
las normas y su necesidad de responder ante el conjunto de los ciudadanos de
todas sus decisiones públicas, en un ejercicio de transparencia y de
responsabilidad. Solo esta forma de actuar puede reforzar la confianza inicialmente
otorgada.
Estamos
todavía muy lejos de alcanzar niveles aceptables de transparencia y rendición
de cuentas en nuestras instituciones públicas, aunque indudablemente algo se
empieza a hacer, dada la magnitud de la crisis institucional que padecemos, pero
el factor decisivo para avanzar en la buena dirección es, sin duda, la
organización de la sociedad civil para demandar medidas de buen gobierno y
ejercer un control sobre los responsables institucionales y la gestión pública,
para desincentivar con ello comportamientos contrarios al interés general y
detectar incumplimientos o deficiencias que los controles institucionales no
han acertado a corregir.
Esta
Asociación es consciente de la necesidad de articular sus esfuerzos con otras
organizaciones de ámbito autonómico o estatal, para alcanzar una mayor
efectividad en la promoción y defensa de los principios de buen gobierno y
buena administración. Sin una sociedad civil organizada y exigente, no es
imaginable ninguna regeneración democrática real y efectiva. La sociedad civil
ha de asumir también su responsabilidad para hallar soluciones a la crisis
actual.
Por
ello, en los últimos años nos hemos incorporado a la Coalición Pro Acceso, para
demandar la aprobación de la Ley
de Transparencia Pública y controlar su desarrollo y aplicación, y también a
Acción Cívica contra la
Corrupción, como plataforma cívica para combatir la corrupción
pública ante los Tribunales mediante el ejercicio de la acción penal, y en
breve plazo nos articularemos también con la Asociación contra la Corrupción y por la Regeneración Social
(ACCORS), para sumar nuestro trabajo en la prevención y lucha contra la
corrupción pública y privada, que actúan como verdaderos vasos comunicantes y
dañan gravemente la vida política y económica española.
No
es momento para el desánimo ni el desentendimiento ni tampoco para cuestionar
las virtudes del sistema democrático –preferible a cualquier otra alternativa
que pueda barajarse-, sino justamente para todo lo contrario, para el
compromiso activo con los intereses generales y con los valores y principios de
nuestro ordenamiento constitucional, para que instituciones y sociedad se
ajusten en su funcionamiento a los objetivos de libertad, justicia, igualdad y
pluralismo que nos hemos marcado como programa común de convivencia, al que
esta Asociación ha expresado en todo momento -antes y ahora- su completa adhesión.
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