Junto
a la exigencia de participación, de abrir los procesos normativos a la participación
de los ciudadanos, está la autoexigencia que esta Asociación se impone de
formular alegaciones en aquellos procesos de consulta o de información pública
en proyectos normativos que afectan a sus fines fundamentales, como son la
ordenación de la función pública, la calidad de los servicios públicos o la
transparencia pública.
Carecería
de sentido reclamar el derecho de participación para luego no ejercerlo, porque
estudiar el texto de un proyecto, analizarlo, debatirlo y proponer
observaciones o alternativas al mismo es, sin duda, un notable esfuerzo que no
siempre se tiene la energía suficiente para afrontar.
Esta
Asociación ha querido expresar su opinión en todos aquellos asuntos que afectan
a sus fines estatutarios, y lo ha hecho en numerosos escritos dirigidos a las
instituciones, pero sobre todo no ha dejado de hacerlo, siempre que ha tenido
ocasión, en los procesos de consulta o información pública abiertos por la Administración,
interviniendo en las sesiones de debate del Anteproyecto de Ley de
Transparencia Pública y Participación Ciudadana, o emitiendo sus escritos de
alegaciones en las fases de información pública correspondientes al
Anteproyecto de Ley de Función Pública de Aragón, al Decreto de modificación de
la regulación de las Cartas de Servicios o al ya citado Anteproyecto de Ley de
Transparencia Pública y Participación Ciudadana.
Lamentamos
en su día que la Ley
de Calidad de los Servicios Públicos de la Administración de la Comunidad Autónoma
se tramitase sin dar posibilidad alguna a la participación ciudadana, y pedimos
sin éxito a las Cortes de Aragón que arbitraran comparecencias de expertos y
entidades ciudadanas en el proceso de tramitación del proyecto de ley. El
pasado mes de junio esta Asociación intervino ante la Comisión de
Comparecencias y Peticiones Ciudadanas de las Cortes de Aragón para expresar su
rechazo al Proyecto de Ley de Función Pública aprobado por el Gobierno de Aragón,
solicitando a los Grupos Parlamentarios la devolución del texto por la carencia
de una memoria económica suficiente que determine el coste de la aplicación de
dicha norma y sus condiciones de financiación.
El
proceso de elaboración normativa –tanto en la fase de iniciativa legislativa
como en su posterior tramitación parlamentaria- es esencialmente un proceso de
debate racional, en el que las propuestas han de estar razonadas, motivadas y
evaluadas, y a ese proceso han de estar invitados los ciudadanos y las
organizaciones de la sociedad civil para aportar sus puntos de vista y
enriquecer con los mismos la labor institucional.
Reclamar
participación y pedir ser escuchados tiene como contrapartida el esfuerzo de
argumentar objeciones y alternativas al texto elaborado por los servicios técnicos
del Gobierno de Aragón, de aportar alternativas que puedan ser consideradas,
desde la aceptación de que todo el esfuerzo realizado puede carecer de
resultados efectivos, pero el resultado no es solo la posibilidad de que las alegaciones
puedan ser incorporadas al texto o proyecto, ya que en ocasiones basta con que
las posiciones contrarias o críticas a un proyecto puedan ser formuladas y
recogidas dentro del proceso de tramitación del mismo, aunque resulten finalmente
rechazadas.
Tanto o más importante que los espacios de negociación colectiva en
lo que afecta a la función pública son los espacios de participación y debate
entre las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones, ya sean el
Gobierno de Aragón o el Parlamento autonómico. Un ejercicio de participación
que exige siempre un grado importante de autoexigencia y de responsabilidad. Los empleados públicos o, por mejor decirlo, los servidores públicos no pueden olvidar su condición de ciudadanos ni deben dejar de ejercerla a través de los cauces de participación ciudadana.
ResponderEliminarLa meta a perseguir de parte de las políticas públicas en torno al tema de la participación ciudadana es la creación de espacios reales y virtuales en los que se aglutinen las inquietudes y las acciones de todos aquellos componentes ciudadanos (individuales y/o grupales) que están dispuestos a colaborar en la transformación y mejora de su comunidad, con especial atención al desarrollo de criterios de mejora y eficacia en los esquemas propios de gestión.
ResponderEliminarEl esfuerzo realizado es reconocible y sostenido en el tiempo. No hay duda.
ResponderEliminarTodo ejercicio cívico requiere un esfuerzo que muchos prefieren ahorrarse. La pérdida de vigor de la democracia es resultado, en muchos casos, del desentendimiento general de los asuntos públicos.