Resultan
de una extrema gravedad los insultos racistas sufridos por la ministra italiana
de integración y diputada del Partido Democrático (PD) Cecile Kyenge por parte
del vicepresidente del Senado italiano, Roberto Calderoli, político
perteneciente a la Liga Norte
y ex-ministro de dos gobiernos de Berlusconi. La intolerancia y la xenofobia
son condenables en todos los ámbitos en que se producen, pero en el ámbito
institucional lo son particularmente, ya que por su extraordinaria visibilidad
producen un especial envilecimiento de la vida pública, frente al que hay que
reaccionar de forma rotunda.
Para
determinadas personas resulta insoportable ver a una mujer negra como ministra
del Gobierno de Italia –negándose a reconocer así el cambio y el pluralismo en
nuestras sociedades-, lo que demuestra la enorme distancia que todavía queda
entre las grandes declaraciones de derechos de las que se enorgullece la
sociedad europea y su realidad política y social, en la que esas declaraciones
naufragan de forma reiterada.
Frente
a un suceso de esta trascendencia –no es el primero ni más grave de los ataques
racistas sufridos por la ministra por parte de los sectores más intolerantes de
la política italiana, lastrada por la etapa de indecencia de Berlusconi-, no es
posible considerarse ajeno. El comportamiento en la vida política de cualquier
Estado de la Unión Europea
y la actuación de cualquier cargo institucional relevante que vulnere los
valores democráticos propios de la
Unión son, necesariamente, una cuestión que concierne
a todos los europeos, y más cuando lo que está en juego es el principio básico
del respeto a la dignidad de las personas.
La
defensa de los derechos humanos y el respeto debido a la dignidad de todas las
personas es un principio irrenunciable del proyecto de la Unión Europea, como se proclama
en sus Tratados, y las instituciones europeas deben ser celosas vigilantes de
dichos principios, por lo que desde esta Asociación estudiaremos alguna posible
iniciativa para solicitar de las instituciones europeas una condena expresa de los comportamientos racistas de quienes ejercen funciones públicas en
cualquiera de los Estados de la Unión
Europea.
ResponderEliminarLo suscribo.
ResponderEliminarLa ONG SOS Racismo Aragón atendió el año pasado 363 consultas y abrió expediente por racismo en 168 casos (en 2011 fueron 152). Esta asociación denuncia en su memoria anual el aumento del racismo con la crisis.
Las denuncias recibidas por SOS Racismo son muy variadas: desde agresiones físicas hasta actitudes racistas en la actividad diaria, como la prohibición o la discriminación en la entrada en locales públicos o la dificultad de acceso a una vivienda aun disponiendo de documentación y de medios económicos para costearla. También se han recibido denuncias por la asistencia sanitaria, "una novedad preocupante" para la asociación.
"Los casos más numerosos este año han sido los de explotación laboral, que demuestran la desprotección en la que se encuentran los inmigrantes, sobre todo los que carecen de documentación y los que se dedican al servicio doméstico. También ha aumentado el racismo social", señala la memoria.
SOS Racismo -que acaba de celebrar su vigésimo aniversario- apunta que el agravamiento de la crisis afecta especialmente a la población inmigrante, que queda en una situación de "especial vulnerabilidad" y denuncia la aplicación "más restrctiva" de la Ley de Extranjería. "Esto tiene su reflejo en el endurecimiento en la concesión de las renovaciones de permisos, la dificultad de encontrar ofertas de empleo o la imposibilidad de presentar solicitudes de permiso de trabajo y residencia por el procedimiento ordinario. Esto ha provocado situaciones de irregularidad sobrevenida. En cuanto a la nacionalidad, se han recibido diversas denuncias por la imposibilidad de conseguir cita y por los criterios aplicados a la hora de determinar la integración en España", aseguran.
Además de la oficina de información y denuncias, SOS Racismo realiza talleres y actividades para fomentar la convivencia intercultural, especialmente en centros escolares. El año pasado, 1.803 personas participaron en estas actividades.
SOS Racismo Aragón también participa con otras ONG en varios grupos de trabajo en temas como la prostitución, atención a la población reclusa inmigrante o la Plataforma Salud Universal.
Heraldo de Aragón
Bueno al final Mi obligaron de dejar al sicólogo si no ha la calle otra ves o la política me mandaran ha mi país y otra ves pasándolo mal dentro de la Asociación hasta que un día fue tal ginecólogo y mi digo que tengo los análisis mal y que tengo el virus vph. Que seguro que tengo el cáncer bien. En la Asociación ávido un Junta para echarme de la casa de recogida y otra vez en la calle Mi ha hora es deficiente por que estoy con gente que mi apoyé lo que quiero de Estados si todo eso es justo o no gracias
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