El
balance de las acciones judiciales promovidas por parte de esta Asociación –en la
que los resultados han sido claramente desiguales- es globalmente muy positivo,
sobre todo en el amparo obtenido a los derechos fundamentales de acceso a la
función pública y de petición, con sendas sentencias del Tribunal Supremo y del
Tribunal Constitucional, que creemos han modificado la jurisprudencia existente
en ambas materias. Ello demuestra la gran capacidad regeneradora de la acción pública
que tiene la actividad de los Tribunales. La actualidad del país –con los
procesos judiciales en marcha- es el más claro ejemplo de ello.
La
regeneración de las instituciones públicas pasa por algo tan sencillo como la
restauración del principio de legalidad, primera premisa de cualquier Estado de
Derecho. Cuando la voluntad de respetar las leyes de los responsables políticos
no existe o se trunca –haciendo uso de la desafortunada expresión utilizada por
la Asesoría Jurídica
del Gobierno de Aragón-, resulta necesario que los Tribunales impongan con sus
sentencias el respeto a la ley y que no permitan maniobras posteriores tendentes
a inaplicar las resoluciones judiciales.
En
tal sentido, debemos felicitarnos con lo sucedido en materia de Oferta de
Empleo Público, pues el restablecimiento del derecho de acceso a la función pública
será sin duda uno de los hechos más destacados de esta legislatura en materia
de política de personal, y ello no será resultado de la voluntad política del Gobierno de Aragón sino de las decisiones de los Tribunales para restaurar
el respeto a dicho derecho. El Gobierno de Aragón ha desaprovechado una gran
oportunidad para dejar claro su compromiso con el respeto de la legalidad, pero
las voluntades que se truncan ponen de manifiesto su poca consistencia y escasa
convicción.
Esta
Asociación ha defendido y confiado siempre en la capacidad del Estado de
Derecho para corregir los defectos de funcionamiento de nuestras instituciones,
y en particular la falta de sometimiento a la legalidad de tantas decisiones
públicas. Los resultados han venido a confirmar nuestro planteamiento, que muchos
consideraban infundado cuando no ridículo. El primer paso regenerador consiste
en recuperar o reafirmar la confianza en las instituciones de control y
pedirles, de forma reiterada y razonada, que cumplan con su función de forma
adecuada, garantizando el respeto de la legalidad.
ResponderEliminarLos jueces han tardado demasiado en reaccionar.
ResponderEliminarDe buenas intenciones truncadas está empedrado el infierno.
Ha habido que esperar a la crisis para empezar a cuestionar ciertas formas de gestionar?
ResponderEliminarRecuerdo, al principio, cuando se trataba de negar la legitimación procesal a la asociación, en un intento de impedorle la defensa de la legalidad. Qué lejos queda eso, y sin embargo qué sórdido sigue resultando!
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