Este
blog, tras más de ocho años de actividad, alcanza hoy su nota número dos mil
cien. Un dato cuantitativo que tiene un valor cualitativo, al poner de
manifiesto la continuidad de un trabajo sostenido en el tiempo y sometido,
desde un principio, a criterios de plena publicidad o transparencia.
Este
blog no solo ha sido espacio habilitado para la exposición de las reflexiones o
ideas de esta Asociación sobre el funcionamiento de la función pública y de las
instituciones democráticas, desde la convicción de que buena administración y
buen gobierno son dos realidades o aspiraciones claramente conectadas entre sí.
Sobre todo ha servido de instrumento de comunicación para dar a conocer todas
las iniciativas llevadas a cabo en defensa de los principios constitucionales
de la función pública, poniendo nuestras razones y argumentos a la vista de
todos y a disposición de todos.
Hay
compromisos permanentes, que no admiten vacaciones ni licencias. Hay batallas
en las que no resulta admisible el desistimiento ni el abandono, pese a lo
desiguales que puedan ser las fuerzas en liza. Hay empeños en los que, pese a
no descartar la derrota, debe desecharse la tentación de la rendición, la opción
de ceder ante las dificultades. Este blog es un modesto ejemplo de ello.
Frente
al silencio de la
Administración y a la arbitrariedad de numerosas actuaciones
administrativas que menoscaban de manera constante la profesionalidad de la
función pública, es necesario perseverar en la exigencia del respeto a la
legalidad y en la denuncia de todo aquello que debilita el correcto
funcionamiento del Estado de Derecho, cuya fortaleza es la mejor garantía para
todos los ciudadanos frente a la desigualdad, los abusos y la corrupción.
Estamos
todavía muy lejos de una Administración eficiente y profesionalizada –el reciente
cambio de Gobierno en la Comunidad Autónoma
y en otras muchas Administraciones Públicas no ofrece garantías suficientes de
cambios positivos- y por ello creemos necesario mantener el mismo nivel de
exigencia frente a los nuevos responsables, para evitar que la regeneración
anunciada se vea reducida a una promesa electoral más, olvidada una vez obtenido
el gobierno de las instituciones públicas.
El
control de las instituciones es una tarea que los ciudadanos no pueden delegar
por completo, a pesar de la imprescindible labor ejercida por los órganos
especializados de control. El control del poder por la ciudadanía es una seña
de identidad democrática, y solo el ejercicio de dicho control por parte de la
sociedad civil –de la que se siente parte esta Asociación- puede asegurar la
salud de nuestras instituciones y el avance hacia metas irrenunciables de buena
administración y buen gobierno.
Enhorabuena muy efusiva a todos los que han hecho posible estas dos mil cien notas del Blog! Se hace camino al andar ... y la senda que vosotros estáis trazando nos ayuda a muchos otros en nuestro diario caminar.
ResponderEliminarGracias, muchas gracias por vuestro esfuerzo y trabajo y por nutrir las ganas de mejorar el mundo, nuestro mundo y nuestra Administración.