Son
innumerables los signos que revelan el estado caótico al que se ha visto
reducida la
Administración en estos últimos cuatro años, cuya estructura
interna ha sufrido quiebras que va a ser muy costoso reparar. Un análisis de
una pequeña muestra de procedimientos de elaboración normativa –en los que no
se ha logrado la aprobación final pese a disponer de cuatro años para ello- bastaría
para poner de manifiesto las cotas de inoperancia e incompetencia alcanzadas en
numerosos ámbitos de la
Administración, incluidos los de máxima responsabilidad
dentro de cada Departamento. Han decaído proyectos legales y reglamentarios con
la misma normalidad con la que se suceden las estaciones a lo largo del año, es
decir, como si fuese un fenómeno natural y no la evidencia de un fracaso de
gestión política y técnica.
Al
margen de la grave situación de insuficiencia económica –con una acumulación de
compromisos contraídos y no satisfechos que hipotecará gravemente la gestión del
nuevo equipo de gobierno-, también sufrimos una gravísima quiebra técnica, que
afecta a la esencia de la función pública, como es su capacidad de
funcionamiento eficaz y profesional, el compromiso para alcanzar objetivos, la
calidad del trabajo, la conciencia de servicio público, la colaboración y el
espíritu de equipo, y la cultura de
legalidad, de resultados y de rendición de cuentas.
Son
muchos los elementos dañados dentro de la organización administrativa para
ignorarlos y sería poco realista confiar en que las cosas puedan funcionar sin
una necesaria puesta a punto en los órganos clave de la organización, es decir,
sin una decidida atención a las graves carencias organizativas provocadas por
una gestión irresponsable.
Cuando
tanto se habla de la regeneración democrática –creyendo que la misma solo
afecta al nivel de dirección política de las instituciones públicas-, debemos
insistir desde este blog en la ineludible regeneración administrativa, que
afronte el acusado deterioro interno que han sufrido las estructuras y los
profesionales de la Administración Pública,
a los que es necesario devolver el respeto debido, pero también exigir la
actitud y el compromiso que les corresponde asumir en el buen funcionamiento de
los servicios públicos y en el aseguramiento de la legalidad.
De
poco servirá que el cambio de responsables institucionales, tras la formación
del nuevo Gobierno, se concrete en nuevos nombres y nuevas caras –o acaso no
tan nuevas- si se mantienen las viejas prácticas de desprecio por la organización
administrativa, la indiferencia hacia la cada día más debilitada cultura
administrativa dominante, y no se apuesta de manera radical por la
profesionalización de los servidores públicos, por su plena implicación en los
resultados de los programas de gestión y por la implantación de modelos de
dirección y gestión integradores, participativos y de alto compromiso ético.
ResponderEliminarMe parece una reflexión oportuna, para no llamarnos a engaño.
ResponderEliminarCosculluela, presidente de las Cortes por mayoría absoluta.
ResponderEliminarEl socialista Antonio Cosculluela ha sido elegido hoy en Zaragoza presidente del Parlamento aragonés, con los votos de todos los grupos de izquierda: PSOE, Podemos, CHA e IU, mientras que el PP, PAR y Ciudadanos han votado en blanco.
ResponderEliminarUn primer paso positivo.
ResponderEliminarToman posesión los 67 diputados de las Cortes de Aragón, 39 de ellos nuevos
En el boa publican numerosas modificaciones de rpts con cambios de destino ¿concurso encubierto?
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