Como
cada año, pero sin que ello implique la menor concesión a la rutina, esta
Asociación celebra en los primeros días de diciembre tres fechas que cuentan
con la máxima significación para nosotros, como son el aniversario de la Constitución
Española de 1978, aprobada por los españoles en el referéndum
celebrado el 6 de diciembre de 1978, el Día Internacional contra la Corrupción, instituido
por Naciones Unidas el 9 de diciembre con motivo de la aprobación de la Convención de Naciones
Unidas contra la Corrupción
en 2003, y el Día Internacional de los Derechos Humanos, que celebramos hoy
para conmemorar la Declaración Universal
de Derechos Humanos aprobada en 1948 por la ONU.
Como
diría Nelson Mandela, todos debemos buscar inspiración para alcanzar la mejor
versión de nosotros mismos y contribuir así a los objetivos de libertad, paz y
convivencia que representan cada nación y, por extensión, el planeta entero.
Esta
Asociación para tratar de llevar adelante sus fines de promoción y defensa de
los valores constitucionales de la función pública, entre los que destacan la
legalidad, la profesionalidad y la ética pública, busca cada año inspiración en
la Declaración Universal
de Derechos Humanos y en nuestra Constitución, en cuyos textos se han condensado
el horizonte ético y el marco legal precisos para el respeto a la dignidad
humana, con la formulación de los derechos humanos que corresponden a todas las
personas y de los derechos fundamentales que nuestra norma suprema reconoce a
los ciudadanos españoles, en su mayor parte extensibles a las personas de otras
nacionalidades que residen en nuestro país.
Pero
también nuestra actividad busca inspiración en la Convención de Naciones
Unidas contra la Corrupción,
pues el abuso del poder público para favorecer fines privados constituye una de
las mayores amenazas para el progreso de los derechos humanos en el mundo y
para la salvaguarda de los derechos fundamentales en nuestro país, al provocar una
indebida patrimonialización de las instituciones y de los bienes públicos que
menoscaba la calidad de nuestra democracia y limita los progresos necesarios
para la realización de los principios de libertad, igualdad y justicia que
proclama nuestra Constitución.
Las
fechas conmemorativas de todas estas declaraciones han coincidido este año con
otro acontecimiento que, lejos de eclipsarlas, les ha venido a dar una especial
significación: la muerte de Nelson Mandela, cuya estatura moral como luchador
contra el apartheid y como artífice de una Sudáfrica democrática, lo han
convertido a los ojos de todo el mundo en el ejemplo máximo de la lucha y la
celebración de los derechos humanos, en el defensor de la dignidad humana de
todos, incluidos los antiguos opresores, y en el promotor de reglas de
convivencia y de respeto capaces de generar una realidad nueva liberada del
lastre del pasado, exenta de rencores y humillaciones. Mandela logró
transformar, con su enorme sacrificio personal y su autoridad, un régimen de
injusticia y opresión en una sociedad decente, donde los nuevos poderes públicos
de la República Sudafricana
jamás debían humillar a ninguno de sus ciudadanos, cualquiera que fuera su
condición.
La
libertad de Nelson Mandela fue durante décadas uno de los objetivos de todos
los activistas de derechos humanos del mundo y una causa que aunó a ciudadanos
de todo el planeta, al simbolizar la lucha contra uno de los regímenes menos
respetuosos de los derechos humanos, al institucionalizar la segregación racial
y la dominación de la minoría blanca sobre la mayoría negra del país.
Por
ello, Nelson Mandela ha logrado aunar, de manera irrepetible, la lucha de los
derechos humanos –el rechazo al apartheid y la exigencia de su liberación- y la
celebración de su conquista –el establecimiento de una democracia donde minoría
opresora y mayoría oprimida pasan a ser conciudadanos con igual dignidad,
aunque las condiciones de vida sigan siendo todavía muy desiguales-, y por
dicho motivo la mejor manera de reivindicar hoy la plena vigencia del contenido
ético de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y la necesidad de hacer extensivos sus valores a todas
aquellos países del planeta donde persiste su violación sistemática, es
homenajear la figura de Nelson Mandela y buscar inspiración en su ejemplo de
compromiso y de responsabilidad.
Bonito homenaje.
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