El
Proyecto de Ley de Presupuestos de la Comunidad Autónoma
de Aragón no ha sido aprobado por el Gobierno de Aragón –al parecer, por falta
de acuerdo entre los partidos políticos de la coalición de gobierno- y, por lo
tanto, sigue sin remitirse, para su tramitación, a las Cortes de Aragón, a
pesar de que el Estatuto de Autonomía y la Ley de Hacienda de la Comunidad Autónoma
señalan que su remisión ha de producirse antes del último trimestre del
ejercicio.
El
caso, que evidencia la crisis de liderazgo político de la Presidenta del
Gobierno, Luisa Fernanda Rudi, vista la incapacidad para sacar adelante la
principal norma legislativa de un gobierno, como es su programa de asignación
del gasto público a las diferentes políticas públicas, muestra también la falta
de sentido institucional del Presidente de las Cortes de Aragón, José Ángel
Biel, que está jugando un papel negociador que resulta abiertamente
contradictorio con la función de árbitro que corresponde al Presidente del
Parlamento autonómico.
El
Presidente de las Cortes de Aragón es responsable, en primer lugar, de no haber
aprobado en el plazo marcado por la
Ley los presupuestos de la Cámara –que deben remitirse al Gobierno para su
inclusión en el Proyecto de Ley de Presupuestos-, lo que impidió que el
Ejecutivo pudiese ajustar su actuación a los plazos estatutarios, pero, además,
después de forzar el incumplimiento del plazo, ha imposibilitado el acuerdo político
necesario para dicha aprobación, haciendo primar sobre su condición
institucional de Presidente de las Cortes la condición de líder político de un
partido de la coalición.
Con
ello, las funciones del Presidente de las Cortes de Aragón quedan claramente en
entredicho, pues mal puede velar por el respeto de las reglas del Estatuto y
del reglamento de la Cámara,
es decir, por los poderes del Parlamento para proceder al examen, enmienda y
aprobación del Proyecto de Ley del Presupuesto de la Comunidad Autónoma,
si al mismo tiempo es el principal responsable político del bloqueo de su
aprobación por el Gobierno.
Hay
cargos públicos, y entre ellos está el de Presidente de las Cortes de Aragón,
que deben revestir un carácter institucional y neutral, pues son los árbitros
del debate político de todas las fuerzas políticas parlamentarias, y dicho
papel se ve claramente menoscabado, con la consiguiente pérdida de autoridad y
credibilidad, cuando su titular no solo no vela por el respeto de la normativa,
sino que entra en la negociación política con la Presidenta del Gobierno
de Aragón para obtener mayores créditos presupuestarios para las áreas de
gobierno que controla o gestiona su partido, anteponiendo con ello sus
intereses de partido a su función institucional como Presidente de las Cortes
de Aragón.
Comportamientos
como el señalado solo contribuyen al deterioro de la imagen de nuestras
instituciones, y quienes incurren en tales actuaciones debieran ser
consecuentes y abandonar su papel institucional, para ejercer con plena
libertad su condición de personas de partido, lo que resulta incompatible con la
función arbitral que corresponde al Presidente de la Càmara parlamentaria.
ResponderEliminar¿Qué otra cosa cabe esperar?
Su nombramiento fue y continúa siendo kafkanio
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