Zaragoza, 3 de julio de 2009.
Si es cierto que no hay viento favorable para el que no se dirige a ningún puerto, habrá forzosamente que reconocer que aquello por lo que se constituyó esta Asociación, como es la reivindicación de los valores constitucionales en el ejercicio de la función pública y la vigencia de la ética pública en el funcionamiento institucional de la Comunidad Autónoma, comienza a percibirse como algo necesario por un número cada vez mayor de personas. No es mérito de esta Asociación, desde luego, pero es un viento que nos permite avanzar hacia nuestros objetivos.
Esta Asociación, a pesar de la inevitable adhesión a sus objetivos -quién puede estar en contra de la vigencia de los valores constitucionales en el ejercicio de la función pública, cuando la declaración solemne de fidelidad a tales valores ha sido requisito imprescindible para adquirir la condición de funcionario público-, y del inicial momento de entusiasmo que suscitó la presentación de su proyecto, ha tenido que soportar durante estos dos años la indiferencia, cuando no la abierta hostilidad, de los responsables políticos de la Administración aragonesa, siéndonos todavía desconocidas las razones que les llevaron a adoptar tal actitud. Actitud que se mantiene hoy como ayer.
Se trató de estigmatizar a la Asociación, acaso con la doble finalidad de desanimar a sus promotores, fundadores y socios -la de advertirles del duro camino que tenían por delante los que persistieran con tal iniciativa- y de evitar, en la medida de lo posible, cualquier respaldo a las propuestas de la Asociación, dentro de la Administración autonómica, por parte de los restantes funcionarios. No se dudó en utilizar a los representantes sindicales para que cargasen, sin ahorrar lamentables ataques personales, contra los promotores de la Asociación, ni de propagar calificativos de “grupo de cesados y de resentidos”. Como si cesar en un puesto fuese algo más que una anécdota en la vida administrativa, infinitamente menos importante que cesar en la defensa de los valores y principios que dan sentido al trabajo que se desarrolla dentro de la función pública.
A los funcionarios que han accedido a puestos de libre designación se les podrá cesar tantas veces como se les antoje a los responsables de la Administración -unos ceses serán merecidos y otros arbitrarios, no nos ocupamos ahora de ello-, pero el otro cese, el tirar la toalla en la defensa de los valores de la función pública, es algo que no está a su alcance. Forma parte de la esfera de libertad personal de cada uno. Podrán inducirnos a él, pero sólo a nosotros nos corresponde esa lamentable decisión de olvidar nuestro solemne compromiso con los valores constitucionales. Y no existen, en ningún caso, razones plausibles para abandonar la lucha ética, ni dentro ni fuera de la Administración Pública.
Queremos percibir, sin embargo, que en este momento soplan vientos favorables en Aragón para quienes están dispuestos a librar y proseguir la lucha ética. Vientos favorables para los objetivos de esta Asociación, unos objetivos suscribibles por todos los ciudadanos, sean servidores públicos o no.
Una asociación eólica?
ResponderEliminarNo está mal, de vez en cuando, una nota de lirismo.
ResponderEliminarY trabajando al mismo tiempo.
ResponderEliminar¿Sopla algo de viento o era sólo el ventilador?
ResponderEliminarEsta entrada bien se merece acompañamiento musical:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=11UYdGWqfUU
Está bien, pero sin dejar de remar, en tanto llega el viento favorable.
ResponderEliminarSomos
ResponderEliminarcomo esos viejos árboles
batidos por el viento
que azota desde el mar.
Lo de resentidos parece siempre muy socorrido, cuando no hay réplica a los argumentos lo mejor es atacar a la persona. Es un vicio incorregible de esta tierra, tal vez.
ResponderEliminarBenditos ceses, si de esos ceses surgió esta asociación. En buena hora se acordaron.
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