La
legislatura agoniza, después de cuatro años en los que la inoperancia
administrativa ha sido la nota dominante. Falta de liderazgo y de proyectos,
falta de iniciativa y de compromiso han lastrado el funcionamiento de la Administración en
esta legislatura que ahora concluye. La indisimulada desazón de muchos
funcionarios públicos ante todo el tiempo perdido y los significativos retrocesos
sufridos en materia de organización de los servicios públicos y clima laboral –degradado
en muchos ámbitos por sectarismo, autoritarismo o dejación de
responsabilidades- ofrece un balance inequívoco de lo que ha sido la gestión de
este Gobierno autonómico, presidido por Luisa Fernanda Rudi.
Esta
Asociación ha carecido de interlocución con este Gobierno, una vez producida la
marcha de Mario Garcés, primer responsable del Departamento de Hacienda y
Administración Pública, y único Consejero que tuvo interés en convocarnos
para conocer y compartir puntos de vista sobre el horizonte posible para la Administración
autonómica. Nunca sabremos, sin embargo, lo que podría haber supuesto su
continuidad al frente de dicho Departamento durante la totalidad de la
legislatura.
El
Gobierno de Aragón de Luisa Fernanda Rudi ha sido incapaz de gestionar los
recursos públicos desde el respeto a la ley y apostando por la profesionalidad
de los servidores públicos. El sectarismo político ha presidido numerosas
decisiones en materia de provisión de puestos de trabajo, primando afinidades
partidistas y personales sobre la profesionalidad de los candidatos para
desempeñar puestos de responsabilidad administrativa. El ejemplo más claro está
en los contratos de alta dirección suscritos para ciertos responsables de
centros asistenciales del Instituto Aragonés de Servicios Sociales. Suficientes
para desmentir cualquier discurso sobre la profesionalización de la función pública,
con el que hace unos años se nos presentaba la entonces candidata a la Presidencia del Gobierno
de Aragón por el Partido Popular.
El
Gobierno de Aragón ha impulsado una Ley de Transparencia al tiempo que ha
ocultado a los Tribunales los datos básicos sobre puestos ocupados por
funcionarios interinos para asegurar la ejecución de sentencias llamadas a
restablecer el derecho fundamental de acceso a la función pública, derecho
reiteradamente conculcado durante estos cuatros años en los que no se ha
aprobado oferta de empleo público de administración general hasta la víspera de
las elecciones. La transparencia del discurso y la ocultación de la información
relevante no es sino manipulación y desprecio de la legalidad, algo que debemos
rechazar con todas nuestras fuerzas.
La
irresponsabilidad en el diseño de la Administración autonómica quedó claramente de
manifiesto con el Proyecto de Ley de Función Pública de Aragón, con un modelo
que reunía lo peor de lo que cabía imaginar, como era la arbitrariedad de la
dirección política –para un mayor control de la función pública- y la demagogia
de los sindicatos, con un sistema de carrera económicamente insostenible e
imposible de explicar a los ciudadanos, llamados a financiarlo con sus
impuestos y su merma de servicios. Una financiación cuyos costes no se llegaron a evaluar, presentándose como memoria económica un documento que resultaba bochornoso consultar. La inviabilidad del Proyecto llevó a que se dejara decaer con la disolución de la Cámara.
Hoy,
tras cuatro años de Gobierno, tenemos una Administración menos estructurada y mucho menos profesional y motivada, con una autoestima seriamente afectada. La exclusiva motivación
de muchos empleados públicos es la esperanza de cambio en las próximas
elecciones del 24 de mayo, para que se cierren unos años de inoperancia y de
sectarismo, y las instituciones y la función pública puedan recuperar el
sentido de su función, puedan recobrar la esperanza de destinarse al servicio
del interés general y de los ciudadanos, de manera objetiva y con respeto a las
leyes. La función pública precisa recobrar el espíritu de servicio público y el
respeto a sí misma, la conciencia del valor de su aportación a la convivencia y
al bienestar del conjunto de los ciudadanos.
Completamente de acuerdo en todo lo expuesto. Muy bien expresado.
ResponderEliminarFeo panorama el que se pinta en esta nota.
ResponderEliminarDudo que cambie algo en la próximas elecciones. Demasiados palmeros y mucho miedo al cambio.
ResponderEliminarOjala me equivoque¡
ResponderEliminarUn fracaso sin paliativos.