Esta
Asociación se ha dedicado, durante diez años, a combatir la crisis de las
ofertas de empleo público en las Administraciones Públicas, resultado de la
inaplicación de la legalidad por los responsables de función pública, de la
inhibición de los órganos de control interno y externo de la gestión pública,
de la tibia posición mantenida por los tribunales de justicia y de la sinrazón
con que los responsables de las instituciones políticas han mantenido, contra
viento y marea, unas arbitrarias tasas de reposición de efectivos, a pesar de
que las mismas no han servido para contener el gasto de personal, sino para
ocasionar un grave deterioro en el funcionamiento y profesionalidad de la función
pública, privando a los ciudadanos del efectivo ejercicio del derecho de acceso
a la función pública.
Ahora
asistimos al anunciado pacto entre Gobierno y Sindicatos sobre medidas para
corregir la interinidad en las Administraciones Públicas, sin que ello vaya, al
parecer, acompañado del menor análisis de la situación existente, de las causas
que han provocado la actual situación y de los medidas arbitradas para que
dicha corrección de las elevadas tasas de interinidad se haga desde el
escrupuloso respeto a los principios de igualdad, mérito y capacidad.
Cuando
esta Asociación, años atrás, ha combatido la interinidad y la lesión al derecho
fundamental de acceso a la función pública de los ciudadanos, ha tenido que
enfrentarse a la hostilidad de los Gobiernos, tanto autonómico como estatal, y
de los sindicatos de la función pública, que siempre han antepuesto sus
acuerdos en el marco de la negociación colectiva a los derechos de los
ciudadanos, olvidando acaso que el ejercicio de los derechos de los ciudadanos
es una materia excluida de la negociación colectiva, y la oferta de empleo público,
además de una cuestión de organización del empleo público, es un elemento básico
para asegurar el ejercicio del derecho de acceso a la función pública que el
artículo 23.2 de la Constitución
Española reconoce a todos los ciudadanos.
Con
sorpresa e incredulidad, asistimos ahora al giro que los responsables del nuevo
Ministerio de Hacienda y Función Pública parecen estar adoptando en materia de
oferta de empleo público, mediante la adopción de un acuerdo con los sindicatos
para reducir, en el plazo de tres años, el 90% del volumen de interinidad
acumulado en las diferentes Administraciones, y que afecta a cientos de miles
de puestos de trabajo. Son los mismos responsables que, hace escasamente unas
semanas, impugnaban la normativa autonómica aragonesa que pretendía corregir la
interinidad del Servicio Aragonés de Salud. Es lógico que la incredulidad por
este cambio de actitud sea nuestra primera reacción: las leyes no se cumplen
solo cuando se pacta cumplirlas, en el marco de la negociación colectiva, pues
las leyes han de cumplirse en toda circunstancia, y el principio de legalidad
es uno de los límites a los que ha de someterse tanto la actuación de los
poderes públicos como la negociación colectiva en el ámbito de la función pública.
Incredulidad
genera que el responsable de la función pública de la Administración
aragonesa, el Consejero Fernando Gimeno, anuncie ofertas de empleo público
mastodónticas, para corregir de manera drástica la interinidad, cuando meses
atrás su empeño era recurrir ante el Tribunal Supremo las sentencias obtenidas
por esta Asociación en el Tribunal Superior de Justicia de Aragón contra las
ofertas de empleo de 2014 y 2015, por no incluir en las mismas la totalidad de
los puestos vacantes ocupados por interinos.
Observamos
la desfachatez con la que responsables estatales y autonómicos en materia de
función pública cambian de discurso de la noche a la mañana, para presentarse
ante la opinión pública como los llamados a resolver la situación que ellos
mismos han creado a lo largo de años de cerrazón y arbitrariedad, con criterios
falaces que han sostenido con obstinación hasta ayer mismo.
Esta
Asociación ha defendido y defenderá el derecho de los ciudadanos a acceder a la
función pública, con plena garantía de los principios de igualdad, mérito y
capacidad. Interinos y no interinos tienen igual derecho a acceder a un puesto
de trabajo público, por lo que seguimos rechazando todo lo que sea un mero
proceso de consolidación de empleo, para transformar en fijos a los que ahora
ocupan temporalmente un puesto de trabajo.
Desconocemos
las razones reales que han motivado este radical cambio de postura del Gobierno
–y no estamos dispuestos a que dichas razones se hurten a la opinión pública-,
pero no es aventurado pensar que ha sido determinante la postura del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, de radical
desautorización del estado de cosas generado por la irracional aplicación de
las tasas de reposición de efectivos, y la elevada y prolongada interinidad
generada con ello, con grave lesión del derecho de muchas personas –empezando por
los interinos atrapados en una irregular y discriminatoria situación laboral-,
y que el único objetivo perseguido por las partes del acuerdo suscrito ha sido
solo prevenir males mayores –un rosario de fallos condenatorios- y convencerse
de que el derecho de los ciudadanos no lo ampara la Constitución o el
Estatuto Básico del Empleado Público, sino el pacto entre Gobierno y
Sindicatos, algo que en modo alguno cabe aceptar en un verdadero Estado de Derecho.