El
rasgo esencial de un Estado de Derecho lo constituye el reconocimiento y
protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Al servicio de tal
objetivo se articulan los restantes elementos que lo caracterizan, como son la
división de poderes y el principio de legalidad o sometimiento de todos los
poderes públicos al ordenamiento jurídico, y en particular a la Constitución como
norma suprema del ordenamiento jurídico.
Toda
actividad, individual o colectiva, guarda conexión directa o indirecta con los
diferentes derechos fundamentales reconocidos en nuestra Constitución, y por
ello cobra particular trascendencia el papel que instituciones y ciudadanos
cumplimos en su defensa y fortalecimiento, lo que se traduce en mayores cotas
de libertad, igualdad y justicia, y en mayor calidad democrática de nuestra
vida pública. Las dinámicas institucionales y sociales, por desgracia, no
siempre se ajustan al obligado respeto a los derechos fundamentales ni al
cumplimiento del principio de legalidad, amenazando así con el menoscabo y
vaciamiento de las expectativas de los ciudadanos en su desarrollo vital.
Conscientes
de ello, y como asociación comprometida con los valores y principios de la
función pública, desde un principio hemos reivindicado el respeto al derecho
fundamental de acceso a la función pública en condiciones de igualdad, y
conforme a principios de mérito y capacidad, al entender que los poderes públicos
–casi sin excepción- han desatendido la garantía de dicho derecho, provocando
con ello un notable debilitamiento y una grave desprofesionalización de las
Administraciones Públicas, algo que no ha sido ajeno a la corrupción que ha
padecido de manera aguda nuestro país, con el consiguiente descrédito de
nuestro sistema político e institucional.
Todo
esfuerzo y labor desarrollados en defensa de los derechos fundamentales tiene
sus compensaciones –y las sentencias obtenidas en relación con las ofertas de
empleo público de 2007 y 2011 del Gobierno de Aragón supusieron una enorme
satisfacción, con evidentes resultados prácticos para corregir la situación
existente en la
Administración de la Comunidad Autónoma
de Aragón-, pero también sus contratiempos y decepciones, que hay que saber
asumir de manera adecuada para que refuercen nuestro espíritu de compromiso, y
nos estimule a proseguir con mejores argumentos, con mayor convencimiento.
La
vulneración de un derecho fundamental –y estamos plenamente convencidos de que
la práctica administrativa instalada en materia de oferta de empleo público,
incluida la técnica de las tasas de reposición de efectivos de las leyes de
presupuestos constituyen una vulneración del derecho de acceso a la función pública-
es incompatible con la calidad institucional de un Estado de Derecho, en el que
la Constitución
vincula a todos los poderes públicos y garantiza de forma efectiva los derechos
reconocidos en ella.
Porque
creemos en el valor superior de la Constitución, porque creemos en la fortaleza y obligatoriedad
de los derechos fundamentales, porque creemos en el compromiso ciudadano con el
respeto de las normas, y porque creemos en una función pública donde se respeten
los principios constitucionales que la ordenan, nos vemos obligados a reaccionar
frente a aquellas decisiones –como la reciente sentencia del Tribunal Supremo- que
a nuestro juicio no hacen sino privar de valor a los derechos fundamentales y permitir
que los poderes públicos puedan, de manera arbitraria, privarlos de eficacia año
tras año, con el consiguiente daño tanto a la función pública como al propio Estado
de Derecho. Ni la decepción ni la resignación son alternativas posibles en la
defensa de los derechos fundamentales.
ResponderEliminarQue no nos abandone la fortaleza de ánimo.
y mi pregunta es ¿hay algún partido politico que lleve esto en su programa? o ninguno está dispuesto a dinamitar su poder de mangoneo en la administracion.
ResponderEliminarEn el BOA de hoy se anuncia la medida cautelar de suspensión de la oposición de Ayudantes Facultativos, Delineantes.
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