Entre
las numerosas cuestiones que ha tratado de abordar esta Asociación a lo largo
de sus siete años de actividad, se ha concedido siempre prioridad al derecho de
acceso a la función pública de los ciudadanos, reconocido como derecho
fundamental en el artículo 23.2 de la Constitución
Española. Si resulta preocupante el generalizado
incumplimiento de la legalidad de función pública dentro de nuestras
Administraciones –y, muy en particular, dentro de la Administración
autonómica aragonesa-, lo que no cabe admitir de manera alguna es que las
Administraciones, al ignorar el obligado respeto a los derechos fundamentales
de los ciudadanos, se coloquen al margen de la propia Constitución. Tal situación
resulta sencillamente intolerable desde el punto de vista del Estado de
Derecho.
La
deriva sufrida por las Administraciones Públicas es inexplicable sin tener en
cuenta este dato esencial de la quiebra del principio de selección del personal
funcionario. La aversión de una parte de nuestra clase política a la función pública
–frente a la que se propugna un sector público empresarial en el que gestionar
de forma opaca o una externalización al sector privado, con falaces
razonamientos de eficiencia-, así como la equivocada estrategia de los sindicatos de la
función pública, que han incurrido en graves errores de patrimonialización de
lo público, al anteponer intereses sectoriales al respeto de la legalidad y del
interés general, explican en gran medida el nivel de deterioro sufrido por
nuestras Administraciones. Una clarísima manifestación de este grave deterioro
son las elevadas tasas de interinidad alcanzadas en el conjunto del empleo público.
La
responsabilidad de quienes ejercen cargos políticos es evidente, pero no es
menor la contraída por nuestros administrativistas y por los órganos
judiciales, incapaces de reaccionar frente al evidente vaciamiento que ha
experimentado el derecho fundamental de acceso a la función pública a lo largo
de estos años. Cuando esta Asociación se propuso reaccionar frente al estado de
cosas existente, ni un solo manual de derecho administrativo ni una sola
sentencia judicial de los tribunales españoles reivindicaba la defensa del
derecho fundamental de acceso a la función pública frente a la arbitrariedad
administrativa y al incumplimiento de las leyes de función pública. La potestad
de autoorganización de las Administraciones se había transformado en la excusa
perfecta para reducir a la nada obligaciones legales y derechos
constitucionales. Era un signo evidente del grave debilitamiento de nuestro
sistema democrático y constitucional, pues colocar la decisión política por
encima de las leyes es lo propio de un modelo autoritario y antidemocrático. Como
autoritaria y antidemocrática es la corrupción pública que vino acompañando a
la arbitrariedad administrativa y a la vulneración de los derechos
constitucionales.
Cuando
se analizan posibles estrategias para combatir la corrupción, se hace excesivo
hincapié en la financiación de los partidos políticos y en las normas
procesales y penales, pero se olvida que el mejor instrumento para prevenir y
evitar la corrupción pública es el fortalecimiento de la función pública,
asegurando su profesionalidad, su compromiso ético y su inamovilidad, dotándola de las condiciones
precisas para no ceder a presiones ilegales, para ejercer su actividad desde el
pleno compromiso con la legalidad. En un entorno en el que la legalidad de
función pública no se respeta por los Gobiernos, y donde se priva de valor a
los derechos fundamentales de los ciudadanos, como ha sucedido en materia de
acceso al empleo público, es imposible que se desarrolle un firme compromiso de
los funcionarios con el escrupuloso respeto de las leyes, situación que resulta
letal para cualquier Estado de Derecho. Sin cultura de la legalidad no es posible una democracia creíble.
Somos
conscientes, por lo tanto, de lo que nos jugamos. Si otros prefieren engañarse
o justificar, con argumentos interesados, el olvido de la legalidad, debieran
pensar, si son funcionarios públicos, que han equivocado su profesión o han dejado por el camino su compromiso con el Estado de Derecho, el que tuvieron que formular
para adquirir la condición de funcionario público. Tal vez sería bueno que,
cada cinco años, todos nosotros tuviéramos que renovar el compromiso de
acatamiento de la
Constitución para conservar la condición de funcionarios públicos,
lo que a lo mejor nos permitiría reflexionar sobre esa obligación no como un
acto formal ya olvidado sino como una exigencia permanente sin la cual nuestra
labor y nuestra condición carecen de toda legitimación.
Desde
ese compromiso constitucional, como servidores públicos y como ciudadanos que
desean que los derechos constitucionales se respeten y realicen en su plenitud
-pues unos poderes públicos que menosprecian dichos derechos no pueden
considerarse democráticos-, y desde el convencimiento de que la corrupción pública
tiene también sus raíces en la vulneración del derecho de acceso a la función pública,
reafirmamos nuestra prioridad de reivindicar ofertas de empleo público
ajustadas al artículo 23.2 de la Constitución
Española y al Estatuto Básico del Empleado Público, en la Administración de la Comunidad Autónoma
de Aragón, pero también en la
Administración General del Estado y en el
resto de las Administraciones Públicas. La selección del personal de las Administraciones Públicas conforme a los principios constitucionales es un factor clave de la salud democrática de nuestro país. Por estar plenamente convencidos de ello, no podemos dejar de insistir en su trascendencia.
ResponderEliminarNo entenc la raó per la qual han d'existir funcionaris. Contractes com tothom, el que valgui que treballi, el que no al carrer, ja n'hi ha prou d'aguantar paràsits!
ResponderEliminarNi siquiera el recorte del salario de los funcionarios, anunciado por el gobierno has hace cambiar de opinión. A la hora de buscar un trabajo, la administración pública (ya sea estatal, autonómica o local) es la preferida para muchos de nosotros, según una encuesta que acaba de realizar el portal trabajando.es entre más de 2.000 personas. De ellos, el 17 por ciento se decantan por esta opción.
portalparados
ResponderEliminarYo llevo 6 años en una empresa privada, soy ingeniera técnica industrial y master en Prevención de riesgos laborales, pero el trabajo que desempeño es prácticamente de secretaria mileurista y no veo forma de mejorar, mis jefes son hombres y en el mundo de la ingeniería lo tenemos las mujeres complicado por decirlo educadamente, asi que como puedo me preparo oposiciones de lo que he estudiado y animo a la gente, que está dificil pero mo imposible...
ResponderEliminarYo tengo un poco la mosca detrás de la oreja con lo de opositar. Con el escenario que se nos presenta los proximos años ¿ nadie cree que llegará un momento que se reduciran funcionarios?¿nadie se plantea que aquello del trabajo para toda la vida puede desaparecer también en el funcionariado?...si no me equivoco ha pasado hace poco en algún país Europeo, (irlanda o reino unido?)......y más atrás en la Alemania del Este con la caida del muro.......no se....la verdad es que me he planteado opositar pero quien me dice que mañana alguien cambia una ley y me voy a la calle........de hecho, y es algo de lo que nadie habla........a dia de hoy los diplomados universatorios ya no somos nada porque han cambiado una ley......ahora los que se titulan son graduados y los que obtuvimos una diplomatura(turismo, ingenieria técnia) tenemos que volver a estudiar medio curso pasando previamente por caja........quien lo iba a decir hace unos años....pues mira.......
ResponderEliminarCreo que las oposiciones dejan al descubierto las severas deficiencias que padece el mercado de trabajo en nuestro país. Un porcentaje altísimo de los que se presentan a ellas son titulados universitarios. Cuando se trata de oposiciones del grupo A es lo suyo, pues es el requisito que se pide, pero ¿y en las demás? ¿Es acaso medio normal que haya un montón de titulados aspirando a una plaza de conserje, ujier o auxiliar administrativo? Cuando eso sucede es que hay algo, seguro, que está fallando. Además que, quienes tienen un nivel académico menor, ven recortadas sus aspiraciones al tener que competir con personas más preparadas a priori. Y a esto se le puede enlazar el que rara vez se cumple el principio de que el contenido del proceso selectivo debe adecuarse a las funciones a desarrollar. Luego no es extraño oír o leer a funcionarios que, habiendo obtenido la plaza, se sienten frustrados, pues lo que están haciendo no es para lo que se habían formado
ResponderEliminarde verdad que hoy en dia hay oportunidades para el empleo publico en este pais? creo que es imposible...mayormente por deficit de plazas y sobran opositores por mas del triple permitido ....
ResponderEliminarEl Gobierno aprueba una nueva oferta de empleo público con 2.899 plazas para este año.
ResponderEliminarNon capisco, amici.
ResponderEliminarCORTES DE ARAGÓN
Comienza el trámite parlamentario de la ley de la Función Pública de Aragón
Zaragoza, 21/05/2014.- La Mesa de las Cortes ha admitido a trámite el anteproyecto de ley de la Función Pública de Aragón que el pasado día trece aprobó el consejo de Gobierno de Aragón. Se trata de un texto que consta de 133 artículos que regula cuestiones como la estructura y ordenación de la función pública, la planificación de los recursos humanos, los deberes y derechos de los empleados, el acceso al empleo público, la promoción profesional, el régimen retributivo y disciplinario y las situaciones administrativas. Se inIcia así el trámite parlamentario de la norma que comenzará con el debate ante el pleno para su toma en consideración.
El Gobierno está preparando otra modificación del Estatuto Básico del Empleado Público.
ResponderEliminarY digo yo (un humilde opositor que se juega mucho por los cambios "legales" sobre nuevo Decreto de interinos...) si un Gobierno, con el beneplácito de una oposición (que anteriormente fue gobierno) y con la complicidad de los sindicatos mayoritarios (y, todo hay que decirlo, también con la de una parte del personal funcionario) es capaz de saltarse a la torera leyes, principios y derechos constitucionales básicos con esa alegría, desfachatez e impunidad... ¿Me tengo que creer que los procedimientos que deben salvaguardar la imparcialidad, objetividad e igualdad de oportunidades en una oposición se van a garantizar?... Vamos... me lo he creído durante muchos años pero por fin me he dado cuenta de la gran estafa y comedia en que se ha convertido todo este asunto... y muy especialmente esta convocatoria de oposiciones que, en cualquier país medianamente serio y democrático, hubiese sido paralizada de inmediato por todas la irregularidades e indicios suficientes de ilegalidad... (y de esto no creo que tenga la culpa twiter... ¿o quizás si?).Ánimo asociación que quizás consigáis darle una lección a alguien... y quizás os lleguen a tomar un poco en serio... Quizás, quién sabe...
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