Este
mes concluirán su labor legislativa las Cortes de Aragón, al aprobarse el
Decreto de convocatoria de elecciones autonómicas que tendrán lugar el cuarto
domingo de mayo, como dispone la Ley
Orgánica de Régimen Electoral General, y
numerosos proyectos legislativos del Gobierno de Aragón decaerán o quedarán incluso sin
alcanzar la condición de Proyecto de Ley, pendientes de la suerte que les pueda
corresponder en la próxima legislatura. La primera conclusión que cabe obtener
de dicho dato es que ni el Gobierno ni los diferentes Departamentos han actuado
con diligencia en el desarrollo del programa legislativo de la legislatura. Ha
llegado el final de curso, y los deberes no estaban hechos o lo estaban con muy
escasa calidad, lo que impide o desaconseja su aprobación.
Entre
los Proyectos de Ley que finalmente podrían quedar descartados, con la excusa de
la falta de tiempo para un debate adecuado, se encuentra el Proyecto de Ley de la Función Pública de Aragón. Celebraremos
que, finalmente, dicho texto no vea la luz y quede como un texto fallido,
carente de virtualidad para diseñar un modelo de función pública profesional como el
que requiere nuestra Comunidad Autónoma. Creemos que las recientes
declaraciones del secretario general del PSOE de Aragón, Javier Lambán, sobre
la descolonización de la función pública por parte de los partidos, y la
eliminación de la libre designación en los puestos de jefe de servicio,
constituyen una rotunda descalificación del modelo propugnado en el Proyecto
de Ley de Función Pública remitido por el Gobierno de Aragón al Parlamento
autonómico. Es evidente que el modelo de función pública requiere un nivel de
consenso entre los partidos mayoritarios, con vocación y posibilidades de
gobierno, que en este momento ya no se produce.
Dicho
dato, de carácter político, se viene a sumar a la principal carencia del
Proyecto de Ley, señalada reiteradamente por esta Asociación, y en la que hemos
fundamentado nuestra petición de retirada del Proyecto, como es la carencia de
una verdadera memoria económica, que determine el coste presupuestario de sus
medidas, y en particular el modelo de carrera horizontal universal. La ausencia
de dicha evaluación económica, y la frívola remisión a las disponibilidades
presupuestarias futuras, mostraba tanto el carácter inviable de la norma como su
falta de sostenibilidad económica. Resulta falaz e injustificable que un
Gobierno incapaz de llevar a cabo la devolución parcial de la paga
extraordinaria de diciembre de 2012 impulse una ley que contempla un
indeterminado pero significativo incremento de los costes de personal, en la lógica
de establecer unos servicios públicos más gravosos para los ciudadanos, sin
mayor garantía de calidad.
Una
administración más cara y menos profesional: ese es el exacto modelo que
propugna el actual Proyecto de Ley de Función Pública de Aragón, tramitado por
las Cortes de Aragón. Es lógico que dicho modelo sea rechazado o, al menos, se
deje decaer, pues su aprobación supondría un verdadero dislate y una absoluta
falta de responsabilidad por parte de todos los Grupos Parlamentarios, similar
a la demostrada por el Gobierno de Luisa Fernanda Rudi al aprobarlo.
Es
necesario ponerse a trabajar ya, a partir de este momento, en un nuevo modelo
de función pública, radicalmente distinto al elaborado por el actual
Departamento de Hacienda y Administración Pública. Necesitamos una Administración
eficiente y profesional, servida por funcionarios públicos competentes,
plenamente comprometidos con la legalidad y el interés público, capaces de
aplicar políticas públicas exigentes –con agilidad y solvencia- y de asegurar
una acción administrativa escrupulosa con las exigencias de un Estado de
Derecho. La situación actual dista mucho todavía de ese objetivo, y en estos últimos
cuatro años los avances producidos han sido inexistentes. Por ello,
precisamente, urge una llamada al compromiso y a la acción, para configurar y
poner en marcha un nuevo modelo, alejado del autoritarismo, el sectarismo y la
arbitrariedad que han marcado estos últimos cuatro años.
La
no aprobación del Proyecto de Ley de Función Pública de Aragón constituye el
primer paso necesario para un nuevo periodo de rectificación del actual estado
de cosas en la
Administración autonómica. Dicho Proyecto lo calificamos en
su momento de inservible y celebraríamos que dicha consideración haya podido
restar respaldo parlamentario al dislate aprobado por el Gobierno de Aragón,
sin que el aval de los sindicatos de la función pública sea suficiente para
compensar todas sus deficiencias.
ResponderEliminarVolvemos pues al mismo punto de partida, tras cuatro años perdidos.
Debemos alegrarnos de la falta de aprobación de la Ley de función pública. No obstante, tampoco conservo demasiadas esperanzas de que el siguiente proyecto vaya a ser mucho mejor. En fin, veremos.
ResponderEliminarSaludos
Si ahora existe discrecionalidad en los concursos de méritos, un ejemplo reciente la valoración de las áreas de especialidad y las titulaciones universitarias (que no está recogida en el baremo) en el concurso de Jefaturas de Negociado en el que cada Comisión de Valoración ha actuado de forma diferente. ¿A quién beneficiaría la aplicación del artículo 84 del Proyecto de Ley que establece los concursos pueden establecer pruebas de capacidad y de personalidad?, ¿es esto legal?.Esperemos que no se apruebe dicho proyecto...
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